Una elección con Evo pero sin su foto en la papeleta
Las próximas elecciones son contra Evo Morales, aunque él no esté en la papeleta. ¿Alguna duda? Si esto es cierto, la ciudadanía democrática debe actuar en consecuencia y aprender la lección del 20 de octubre. El dilema de fondo, sigue siendo el mismo.
Ninguna declaración ni acción del entorno del dirigente cocalero hace suponer que existe una modificación en la percepción del ejercicio del poder por parte del MAS. La existencia de un supuesto golpe de estado resulta un buen intento para liberarse de responsabilidades y sus consecuencias, aunque éstas ya se están produciendo. La vida, pasada la sorpresa de una caída política insospechada, está volviendo a sus caminos cotidianos y el impacto de las conferencias de prensa y las apariciones de los derrotados, han dejado de serlo. México, sociedad y estado profundamente solidario, ha descubierto progresivamente, que no era verdad el relato contado por el violador de la Constitución.
Lo mismo está ocurriendo en la comunidad internacional y en los medios de comunicación. La transición constitucional por abandono de funciones tiene el respeto de organismos y foros internacionales, al mismo tiempo que se ratifica la necesidad de un nuevo proceso electoral que cuente con las garantías de transparencia que no tuvo el del 20 de octubre.
El país se encuentra encaminado a una solución, dificultosa y laboriosa, pero clara y nítida y que concluirá con la transmisión constitucional, seguramente el 6 de agosto del 2020, restituyendo la fecha histórica de la creación de la república.
Superados los picos de mayor violencia y luto, y que no llegaron a los límites que esperaban los estrategas guerreristas del MAS que anunciaban una guerra civil, hoy tenemos una ruta crítica más cercana a la normalidad. La conformación del Órgano Electoral permitirá que las fuerzas creativas de la democracia boliviana, concluyan su trabajo y se inicie una campaña electoral en la que volveremos a escuchar debates y confrontaciones de ideas como no las hubo desde hace 14 años por la prepotencia gubernamental; “debatimos con el pueblo, no con los derrotados”, repetían. Sin duda, en las filas del MAS tendrán la presencia incómoda de un vengativo que tratará de mantener sus prerrogativas de poder. Gran responsabilidad para la militancia democrática del MAS, que deberá marcar los límites a un locuaz expresidente, en momentos de un radical cambio de escenario.
Quienes estén preocupados por los nombres de las candidatos que conducirán la derrota definitiva del MAS, no deben olvidarse de que el pueblo boliviano sabe de movilizaciones largas, fortalecido por la necesidad durante el incendio de la Chiquitania, conoce de decisiones políticas meditadas y firmes asumiendo un voto responsable por la democracia expresado durante la revolución de las rotondas y las pititas, y finalmente, la convicción de reconocer liderazgos electorales oportunos, que sumen coyunturas, realidades y circunstancias. En la agenda sigue la lucha contra la pobreza y los escenarios de confrontación racial. Sigamos la ruta construida, el MAS fue vencido cuando estaba en todo su poder y hoy deambula mintiendo y mintiéndose. Como dijo el poeta: “¡De esta sonrisa, no me mueven!”
Tres temas están pendientes para ponerlos en la agenda. Las elecciones regionales para gobernaciones y gobiernos municipales; la recuperación para la patria del territorio cedido al narcotráfico en el Chapare que le genera poder económico al MAS, y una deuda por la falta de Justicia acumulada durante 14 años. Nuestra libertad, seguridad, patrimonio y restablecimiento de derechos, está en manos de corruptos.
El autor es director de Innovación del Cepad.
Columnas de CARLOS HUGO MOLINA