El futuro comienza el 2020
En el mundo de la política y de las campañas electorales hay un mantra que repiten los estrategas: los programas de los partidos políticos no ganan elecciones. Son las emociones, los golpes de efecto, las percepciones y los impulsos los que dirigen la votación de las personas. Existen muchos ejemplos de cómo se manipulan las voluntades de la gente. En la real politik, la visión no cuenta. Entre tanto, uno de los desafíos de la contienda electoral del 2020 será superar la espuma de la historia y generar un debate profundo sobre las necesidades y soluciones que el país necesita para, de una vez por todas, ingresar el siglo XXI. Es decir, soñar con una nueva nación.
Este 20 de octubre terminó un ciclo económico y político que se origina en 1952. En una mirada larga de la historia, el gobierno de Evo Morales no era el inicio de un ciclo político nuevo, sino, más bien, fue el fin del modelo nacional/populista en su versión más estatista, que una vez más administró el patrón desarrollo basado en recursos naturales. Este patrón también ya fue administrado por el modelo neoliberal, de igual manera con resultado mediocres.
Patrón de desarrollo es el algoritmo estructural y de largo plazo de un país. De manera sencilla, patrón de desarrollo es la base de sustento material de una sociedad, en el caso de Bolivia, recursos naturales. Existen otros patrones de desarrollo basados en la industrial, la tecnología o el capital humano, como en Japón.
Ahora bien, modelo económico es la forma de gestión (estatal, privada o mixta) de un patrón de desarrollo. Bolivia, hace casi 200 años, vive de los recursos naturales. El patrón de desarrollo ya fue administrado por modelos económicos que dieron mayor énfasis al estatismo y por otros en los que predominó el mercado.
En la actualidad, al terminar el ciclo estatista/populista de administración del patrón de desarrollo basado en recursos naturales se está frente al desafío y la oportunidad histórica de presentar ideas, y propuestas que realicen un cambio profundo en la economía, la sociedad, las instituciones, los imaginarios colectivos, y la política.
Sería una miopía que ahora tengamos que llevar el péndulo a la derecha de la historia y que privaticemos la gestión de los recursos naturales, pensando que esta es la solución. En suma, estamos frente a la posibilidad de un cambio profundo y estructural: superar paulatinamente la era de las materias primas.
Para este trascendental cometido, a manera de provocación, me atrevería decir que las propuestas de los candidatos para las elecciones del próximo año deberían girar en torno de cuatro claves.
1) Transitar de la economía de economía basada en los recursos naturales a la economía sustentada en el capital humano. Personas altamente calificadas son la base de un desarrollo inspirado en una economía creativa, sustentable y tecnológica. Son el cimiento de una industrialización verde y basada en servicios.
2) Hacer que las oportunidades, los empleos de calidad y la igualdad para los jóvenes y las mujeres sean los nuevos centros del ecosistema de políticas públicas. En especial las políticas educativas deben ser la manera de hacer políticas sociales efectivas y de impacto, tanto económico como social.
3) Reconstruir la institucionalidad del país en dos claves: i) A través de la profundización de las autonomías (¿federalismo?) de los departamentos. Sin nuevas reglas de juego en el campo de la organización del territorio, será muy difícil avanzar, en especial en un país donde el 70% de la población vive en las ciudades. ii) Mediante la reforma estructural de la justicia boliviana. Sin reglas de juego jurídicas claras y aparatos que brinden certidumbre a los actores del desarrollo, no es posible un cambio en el paradigma de la economía.
4) Por último, y no por eso menos importante, reconducir todas las políticas públicas, a nivel nacional y regional, bajo la lente del cuidado del medioambiente. Como dice el papa Francisco, el cuidado de la casa común se ha convertido en el desafío más importante de la humanidad. Un camino es apostar a las energías alternativas.
Los cuatro ejes ordenadores son una de las formas de encarar el cambio del patrón de desarrollo. Por supuesto que puede haber otros. Pero lo importante es resaltar que en este momento de inflexión histórica el conocimiento colectivo, la capacidad de pensar fuera de la caja y la participación de los jóvenes es la manera de construir una nueva visión. El futuro comienza en 2020.
El autor es economista
Columnas de GONZALO CHÁVEZ A.