Arroz con leche me quiero casar…
Qué delicioso es el arroz con leche en una mañana de domingo o un día de lluviecita y compartirlo en familia es lo mejor. Pero no sé podría decir lo mismo de la canción, muy conocida que dice así:
Arroz con leche, me quiero casar con una señorita que sepa bailar, que sepa coser, que sepa planchar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar. (…) Que sepa coser, que sepa bordar, que ponga la mesa en su santo lugar. Con ésta sí, con ésta no, con esta señorita me caso yo…
Muchas veces de niño, de adolescente, había oído y debo reconocer que hasta la canté. Pero jamás presté tanta atención como cuando, con mi pequeño, fuimos a un cumpleaños. Había un payaso muy carismático, cantó e hizo cantar a los niños muchísimas canciones. La que llamó más mi atención fue aquélla que ellos a voz en cuello corearon. ¡Vaya! Quedé perplejo por el dominio que tenían de “Arroz con leche”. Al parecer, a nadie le interesa la letra, pero hay que darse cuenta del sentido direccionado que tiene y que a la larga se convierte en un acelerador de violencia hacia la mujer. Incita a muy temprana edad de con quién y cómo uno debe casarse. A una corta edad, tener estereotipos de elegir de esa manera no es la correcta ni las más acertada. El machismo se aprende de manera “inocente” desde la más tierna edad. Las canciones tienen el poder de anclarse en la mente y de convertirse en un modo de verdad y práctica normal y común. Canciones como ésta nos hacen actuar inconscientemente de un modo equivocado.
Los padres deben elegir, para sus niños, canciones aptas y buenas para su edad. Sobre todo, que motiven a prácticas de amor y respeto a la mujer y así de alguna manera evitar el machismo desde muy temprana edad.
Las mujeres deben ser valientes, sumisas no. Felices, alegres y fuertes. Dejemos el machismo atrás.
El autor es Profesor.
Columnas de LIONEL FLORES AGUILAR