Carreteras y ferrocarriles
La ahora llamada “carretera antigua a Santa Cruz”, construida durante el primer gobierno de Paz Estenssoro (1952-1956), fue una de las primeras carreteras asfaltadas de Bolivia.
La iniciativa fue significativa, implantó la clave del corredor interoceánico y dio el arranque a la integración del desarrollo boliviano, fue el lazo de unión entre Oriente y Occidente; Bolivia iluminó su trascendencia, encendió su economía e implantó su eje competitivo a nivel de países adelantados.
Fue tal el impacto en Brasil, que los presidentes Emilio Garrastazú y Ernesto Geissel en 1972 llegaron a Cochabamba para ser partícipes del desarrollo regional. Depositaron en manos del presidente Hugo Banzer (1971-1978) un completo estudio de ingeniería a trazo final para complementar la carretera con la construcción de una ferrovía entre Santa Cruz y Aiquile (390 Km) realizada a costa de Brasil por su Instituto de Planeamiento del Transporte (Geipopt) mediante la consultora Sondotecnica y la Empresa Canadiense Canac International Inc. Anexo a este estudio, está incluido el tramo que bifurca la ferrovía desde Mataral a Valle Grande, Zudañez, Tarabuco y Sucre.
La embajada de EEUU se sumó al programa, obsequiando el estudio económico de viabilidad para la interconexión, preparado por la consultora Hagler Bailly. (1999). Y Japón, mediante la compañía consultora de ingeniería Tonicgi S.A. (1995) y el servicio técnico de la cooperación japonesa Jica, llevaron a cabo el estudio de factibilidad para el proyecto de mejoramiento de la ferrovía Oruro-Cochabamba, más un depósito como contraparte a disposición del Gobierno boliviano de $us 50 millones para construir un nuevo trazo en la cuenca del río Arque, entre Cochabamba y Oruro.
Quienes conocen la magnitud del programa, no pueden creer que hasta hoy, no se hubiera hecho nada… Es imprescindible que se apunte ahora, en los programas de gobierno de quienes aspiren al manejo del país, a la ejecución (el descubrimiento) del proyecto que en su época levantó tal expectativa y hoy pudiera verse multiplicada por 100. Estamos en el lugar y el momento estratégico para insertar al país de modo protagónico en el corredor interoceánico, para dar paso a la gran producción de exportaciones al Pacífico.
La carretera antigua debe hacer su ingreso a la modernidad, es necesario actualizar su trazo por tierra firme, por pie de montaña y en doble vía, adecuada al transporte pesado junto a su complementación, la ferrovía, para la que también habrá de actualizarse el proyecto de ingeniería a trazo final ya existente, pero en coma inducido, en los Ministerios de Transportes de Bolivia y Brasil. Esta es la manera de festejar un rotundo triunfo que invita a ubicar al país en el centro distribuidor del sur de Sudamérica mediante trabajos, concretos y factibles, sin vendedores de ilusiones.
Olvidando la retórica, nos atrevemos a sugerir un contenido real a los programas de gobierno, Bolivia es un país grande, lleno de riquezas, merecedor de buenos gobernantes. No es podemos resignarnos a sentir que estamos otra vez “en el país de nunca jamás”.
El autor es exsenador de la República de Bolivia
Columnas de GONZALO MOLINA OSIO