La historia siempre pierde la memoria
JOHNY R. DURANDAL M.
Es la frase de una canción, pero encierra mucha sabiduría, y en relación a los sucesos del 20 de octubre y días posteriores, la profunda preocupación de que podamos no estar a la altura de las exigencias de este momento histórico que toca a nuestras puertas, de que echemos por la borda el maravilloso hecho de haber recuperado la democracia, pero NO PODEMOS PERDER LA MEMORIA!!
Los que peinamos canas en este momento recordamos los cuoteos políticos, las componendas que se hacían en los pasillos del palacio quemado, el fraccionamiento del voto ciudadano y el posterior deterioro de la democracia, la pérdida de confianza en los políticos de turno que provocaron la viabilidad del ascenso del MAS y los 14 años posteriores en los que vivimos con la sensación de estar amordazados y temerosos de expresarnos.
La actitud ciudadana impulsada por esta nueva generación de jóvenes que veían como se vulneraban el más básico de los derechos democráticos de todos los bolivianos, generación que hizo unión, fuerza, que nos envolvió a todos en una demostración trascendente a nivel latinoamericano e incluso mundial, del surgimiento del simbolismo de las pititas, que se convirtieron en las más duras cadenas que acorralaron a la intolerancia y a la ambición.
RECUERDEN, bloqueábamos durante el día y pasábamos las más negras noches de incertidumbre, temor, fortaleza y preocupación en momentos álgidos que podían haber encaminado la lucha democrática hacia una guerra fratricida de impensables consecuencias.
Una guerra en que mi semejante se convierte en mi enemigo, en alguien que puede hacerme daño o a quien puedo yo dañar, situación impensable para mi razón y mi convicción inquebrantable del reconocimiento al valor de la vida y de profundo respeto para quien tiene un pensamiento diferente al mío. No podemos ni imaginarnos el retornar a una zona de incertidumbre como ésa. El ser humano es una combinación de las más sublimes grandezas, o de las más bajas pasiones. Es el momento en que debemos actuar para unificar nuestro voto para mantener la democracia. Ya vemos lastimosamente el surgimiento de varias candidaturas presidenciables, que si bien tienen todo el derecho de hacerlo, dividen, lo que al contrario que hicieron las pititas, las cuales nos unieron y forjamos los más duros de las lazos que se podían haber realizado en nuestra sufrida pero maravillosa tierra boliviana.
Unámonos como ciudadanos reflexivos y no viscerales, no pensemos con las tripas, y hagamos de cada voto un lazo, que unido a otro, y a otro y a otro, se convierta en una cuerda que pueda sostener y reforzar la democracia, una cuerda que nos una y podamos establecer un gobierno fuerte, sólido y con una verdadera posibilidad de gobernabilidad.
Respeto profundamente el pensar de mis conciudadanos y no me puedo atribuir el ser su conciencia o ser su voz, cada uno es dueño de parte de la verdad, pero si quiero, con una claridad meridiana, recurrir a vuestra memoria ciudadana y reafirmar lo que hicimos en octubre por y para nosotros mismos.
El autor es médico psiquiatra y docente universitário.
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