Las “pititas” no cambiaron a los políticos
Cerca de un tercio de los bolivianos que votarán el domingo 3 de mayo en los comicios generales son jóvenes. Es decir que sus edades están comprendidas entre 18 y 28 años. Esa proporción de ciudadanos que, para las estadísticas, los estudios sociales y el imaginario colectivo son los jóvenes, se repite con ligeras modificaciones, en las cifras globales de la población boliviana.
Y en su mayoría fueron jóvenes los protagonistas de la convulsión social que puso fin a casi 14 años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), al reclamar en las calles y en las redes sociales que su voto sea respetado.
Su acción determinada contribuyó en gran medida a la situación política transitoria que vive ahora el país. Transitoriedad que nos conduce a las elecciones del 3 mayo.
De manera paradójica, las organizaciones políticas que participarán en esos comicios parecen no haber tomado en cuenta la importancia actual de esa juventud, en términos demográficos y de aspiraciones legítimas a ser parte de las instancias gubernamentales y legislativas.
Eso es evidente en las cifras de la proporción de jóvenes, respecto de los adultos, en las listas de candidatos inscritos en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por aquellos ocho partidos y alianzas, y en la importancia que dan sus programas de gobierno a este segmento de la población boliviana.
En efecto, un estudio realizado por la campaña #Protagonistas: Paridad-Poder-Juventudes, impulsada por la Coordinadora de la Mujer e IDEA Internacional, constata que, en promedio, sólo un 13 por ciento de los candidatos inscritos en el TSE tiene entre 18 y 28 años.
Esa proporción varía de acuerdo con los partidos y alianzas. Así, en un extremo, el MAS registra la menor participación de jóvenes, pues por cada 11 de sus candidatos adultos, uno es joven. En el otro extremo, aquél que se acerca más a la proporción de jóvenes en el total de votantes y de la población boliviana, están Libre21 y el marginal ADN, que registran tres adultos por cada joven. Las listas de ambas agrupaciones son las menos numerosas de todas.
¿Y los jóvenes en los programas de gobierno? Ninguno tiene un apartado específico referido a ellos. Y aunque todos los mencionan en varios acápites, lo hacen enunciando propósitos de buenas intenciones. No se encuentra una sola propuesta clara y específica de participación en las decisiones, de averiguación de sus aspiraciones, inquietudes o preocupaciones, como parte de una política de Estado.
En esas condiciones, es comprensible que la percepción que tienen los jóvenes de la importancia que les dan los políticos en la perspectiva de las elecciones sea “lo mismo de siempre. Ninguno propone nada nuevo”.