El Parque Tunari y las inundaciones
“Si quieres controlar el río, tienes que controlar a la montaña”, dice un muy antiguo adagio chino, cuya plena actualidad nos es recordada a los cochabambinos al menos dos veces al año. Una cuando con el invierno llega la época de los incendios en el Parque Nacional Tunari y otra cuando con el verano se inicia la de las inundaciones.
No solo es la milenaria experiencia china la que encuentra directa relación entre las montañas y el agua. Así nos lo viene ha recordado una serie de notas periodísticas publicadas en días pasados en las que varios expertos en temas ambientales sostienen que al menos el 90 por ciento de las inundaciones en la región metropolitana de Cochabamba están relacionadas con aguas y desbordes de ríos que bajan del Parque Nacional Tunari.
El tema no es nuevo en las páginas de Los Tiempos –y no recientemente sino desde hace ya muchos años– pues si hay algo cuya certeza se acrecienta con cada año que pasa es que la preservación del Parque Nacional Tunari es un asunto que merece un lugar mucho más importante que el que se le suele dar en la agenda de prioridades cochabambinas. No entenderlo así significa condenarnos a nosotros mismos, pero sobre todo a las futuras generaciones, a grandes calamidades ambientales.
Lamentablemente, es en vano que todos los años algunas voces cada vez más aisladas nos recuerdan que no es casual la relación entre las inundaciones y la manera sistemática como estamos destruyendo nuestros bosques y la cobertura vegetal que protege a nuestras montañas.
Tan evidente realidad fue plenamente comprendida hace ya más de 50 años por los estudiosos de la geografía e hidrografía de Cochabamba, quienes previeron que este valle sufriría cada vez más graves y frecuentes inundaciones debido a que la falta de cobertura vegetal causa la erosión de las tierras altas, lo que a su vez ocasiona que las quebradas que bajan de la cordillera arrastren grandes volúmenes de materia sólida.
Tan elemental comprensión de la naturaleza fue lo que motivó a las autoridades departamentales de décadas pasadas a crear y cuidar el PNT. Sabían que sólo los árboles podían contener las aguas y actuaron en consecuencia.
Paradójicamente, 50 años después de la creación del Parque Nacional Tunari, Cochabamba, con sus autoridades ediles y departamentales, sus organizaciones cívicas y su población en general, parece haber perdido la consciencia de lo que eso significa.