Pandemia: cómo salvar vidas y evitar el colapso económico
El impacto potencial de la pandemia del coronavirus es enorme. Pero las políticas draconianas para enfrentarse al virus también tienen costos colosales.
Un estudio histórico del Imperial College (Londres) sobre el saldo de muertes a consecuencia de diferentes políticas ayudó a cambiar de idea tanto al presidente de EEUU, Donald Trump, como al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, hacia la implementación de políticas de confinamiento.
Un coronavirus sin restricciones de movilidad significa que la mayoría de la gente enfermaría al mismo tiempo, colapsando por completo el sistema de salud. Por eso, es crucial reducir la velocidad de la infección.
Las políticas inteligentes como el autoaislamiento, las cuarentenas domiciliarias y el aislamiento de los más vulnerables tienen un costo reducido y pueden "aplanar la curva" un poco, reduciendo las muertes en un 50%. Pero esto todavía ocasiona muchas muertes, así que, comprensiblemente, casi todos los países han decidido que se necesitan políticas generalizadas y más fuertes.
El Imperial College define el distanciamiento social de toda la población como el hecho de que la gente siga yendo a la escuela y sobre todo al trabajo, pero reduciendo otras interacciones sociales en un 75%. Junto con las otras políticas inteligentes, esto podría aplanar tanto la curva que habría casi suficientes camas para todos durante los próximos cinco meses.
Desafortunadamente, el estudio también muestra que una reducción tan exitosa de la infección significa que pocas personas habrán adquirido inmunidad. Así que, si se levantan las restricciones en septiembre, una segunda oleada de infecciones volverá a colapsar la sociedad.
Por lo tanto, si queremos mantener bajas las cifras mortales, el estudio del Imperial College muestra que podríamos tener que mantener las restricciones sociales durante la mayor parte de lo que podría ser una espera de dos años antes de que las vacunas estén disponibles, lo que las haría tremendamente costosas e imposibles de mantener.
Veamos primeros los costos. La mayoría de las primeras predicciones fueron moderadas. Pero las políticas mucho más severas en todo el mundo han disparado los costos. Según JP Morgan, la economía de China se contraerá en un inaudito 40% durante el primer trimestre de 2020. Para EEUU, Morgan Stanley prevé una reducción del 30% del PIB en el segundo trimestre.
Los economistas sugieren ahora que los costos económicos de las políticas extremas continuas podrían ser comparables a los de Alemania en el decenio de 1920 o a los de EEUU en el decenio de 1930, es decir, masivos, con un tercio de la fuerza de trabajo desempleada y una pérdida generacional de oportunidades.
Estas políticas no pueden sostenerse de manera realista durante muchos meses, y mucho menos durante años. Ya ahora, el rastreo de teléfonos móviles muestra que el 40% de los italianos todavía se mueven, a pesar de los toques de queda y los cierres. En Francia, los "rebeldes del virus" desafían las prohibiciones y los jóvenes alemanes organizan "Corona-fiestas" mientras tosen sobre las personas mayores.
A medida que las semanas de confinamiento se conviertan en meses, las cosas empeorarán. Con muchas más personas en casa, probablemente veremos mayores niveles de violencia doméstica y abuso de sustancias. Al permanecer cerradas las escuelas, las habilidades de la próxima generación se erosionan. Un estudio muestra que cerrar las escuelas durante solo 13 semanas podría costarle inicialmente a la economía el 8,1% del PIB. A medida que más personas se queden sin empleo y la economía se desplome, todos podremos permitirnos mucho menos, lo que también llevará a una atención médica de menor calidad para todos. Desde el punto de vista político, el resultado podría ser nefasto: las anteriores recesiones de larga duración en las décadas de 1920 y 1930 no terminaron bien.
Tenemos que discutir abiertamente los pros y los contras del confinamiento más severo y la hecatombe económica.
Afortunadamente, el estudio del Imperial College contempla una solución intermedia. Los investigadores previeron que la gente continuara estudiando y trabajando en su mayoría, mientras reducían sus actividades sociales.
Esta solución intermedia es lo más parecido a lo que Suecia ha estado haciendo: recomendar a la gente que trabaje desde casa si es posible, y pedir a los enfermos y a los mayores de 70 años que eviten los contactos sociales. Pero la mayoría de la gente sigue trabajando, los niños van a la escuela, la mayor parte de la sociedad sigue funcionando. Esto es sostenible a largo plazo.
Necesitamos encontrar ese término medio que cumpla un doble objetivo: salvar el mayor número de vidas y evitar una recesión catastrófica.
El autor es director del Copenhagen Consensus Center
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