La nostalgia de los abrazos
¿Se ha dado cuenta de que hay un bombardeo cuasi permanente de palabras como resiliencia, empatía y oportunidad, o frases como “saldremos juntos de esta”, “tienes que ver el lado positivo del asunto”, “debes sacar el mejor lado de esta cuarentena”, y otras así? Dichas sin ton ni son, pueden conducir a un desquiciamiento porque piden estar feliz todo el tiempo.
Esa felicidad permanente es artificial e imposible, porque tenemos todo el derecho de sentirnos infelices, tristes, y a percibir que el mundo puede desgarrarse romperse y quebrarse en miles de pedazos.
Pero, así como podemos sentirnos angustiados y atribulados, que sería la opción A, tenemos la opción B. Y esta consiste en seguir recomendaciones para mantenerse saludable, como las del experto Kent Bradley.
Él dice que la mente de una persona es como un león, siempre al acecho. Y en las fases agudas de una crisis, ese león pide algo dulce. Por lo tanto, debemos estar precavidos porque al querer satisfacer esa demanda podemos aumentar de peso. Entonces, Bradley aconseja pensar en manejar el estrés y procesar la demanda. Sugiere descansar, relajarse, recrearse, mantener relaciones de amistad con la familia y con los amigos, reducir la demanda de información y reenfocarse para ver el potencial de la amenaza con acciones que pueden ejecutarse.
Una de ellas es preguntarse ¿qué puedo hacer de diferente? También propone aumentar la energía emocional haciendo cosas que nos gustan, que nos hacen reír, y enfocarse en disfrutar de lo que se hace cada día. Aconseja tomar un tour virtual para caminar por ciudades o museos que no conocemos.
Otro experto, Carlos Gómez Restrepo, de la Pontificia Universidad Javeriana, dice que hay que tomarse un tiempo para informarse y no estarse informando todo el día, mantener la tranquilidad y eliminar las angustias. Él recomienda también que se hable de lo bueno que uno encuentra en el otro.
¿Sabe qué le pido yo? Que piense en la opción C, que es la opción de los abrazos. Hice un sondeo y cerca de un 95% – de más de un centenar de personas a las que interrogué– respondió que lo primero que hará al terminar la cuarentena será ir a abrazar a su ser más querido, aquel al que extraña, aquel al que añora.
Esa nostalgia del abrazo es la nostalgia de la presencia física y es, posiblemente, la que mayor factura nos está pasando.
No estoy pensando en las facturas que hay que pagar a fin de mes, o en la falta del salario justo y adecuado, que tanto requerimos en este momento. Estoy pensando en la factura emocional.
Así que, ahora, mueva su mano derecha y colóquela sobre su hombro izquierdo y tome su mano izquierda y colóquela sobre su hombro derecho y dese un abrazo, un abrazo muy fuerte, largo y prolongado. Sienta que es ahí donde debe de estar de a buenas consigo mismo. Estableciendo lazos y vínculos de amor primero con usted, porque antes de estar pidiendo amor y demandando cariño usted se debe afecto a sí mismo.
Porque la fuente de esa vitalidad y de ese amor tiene que partir de cada uno de nosotros, luego habrá tiempo para recuperar el fondo económico perdido, o la oportunidad desperdiciada.
La tarea que queda por delante es reconstruirnos y como todo buen arquitecto que se precie, las cosas empiezan por casa y esa casa es la suya.
La autora es magíster en comunicación empresarial y periodista
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