La libertad de prensa, en crisis
Ayer, como cada 3 de mayo desde 1993, fue el Día Mundial de la Libertad de Prensa y de Expresión, instituido como tal por una resolución de la Asamblea General de la ONU. Este año, la celebración de los principios fundamentales de la libertad de prensa, ligados de manera directa a la democracia plena y a la vigencia total de los derechos ciudadanos, está marcada por la emergencia de la pandemia del nuevo coronavirus, y encuentra a la prensa en general, y a la boliviana en particular, en una crisis que amenaza su sobrevivencia, sin que se vislumbren atisbos de una atención gubernamental a la que los periódicos nacionales, representados por la Asociación Nacional de la Prensa, apeló hace varias semanas con el fin de encontrar soluciones conjuntas a la inminente asfixia que se cierne sobre el sector.
Asfixia inminente, porque la suspensión de las publicaciones impresas –por las restricciones de la emergencia sanitaria– se suma a las penalidades económicas que los periódicos independientes y críticos sufrieron durante los casi 14 años de gobierno del MAS.
“La pandemia del Covid-19 resalta y amplifica las múltiples crisis que amenazan al derecho a una información libre, independiente, plural y fidedigna” afirma la organización internacional Reporteros sin Fronteras en su informe anual sobre la libertad de prensa en el mundo.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020, coloca a Bolivia en el puesto 114, de 180 países. Esa ubicación está determinada por lo acontecido en los últimos 12 meses, y es evidente que las condiciones actuales del trabajo periodístico no son las mismas que las vigentes hasta la dimisión de Evo Morales.
Pero ahora, la amenaza mayor resulta del efecto económico colateral de la cuarentena, puesto que los periódicos obtienen sus ingresos de la venta de sus ediciones impresas y de la publicidad, ambas fuentes interrumpidas desde hace 43 días.
En todo ese tiempo, los periodistas no han cesado de cumplir su misión informativa ni los periódicos, como Los Tiempos, de mantener informados a sus lectores mediante sus ediciones digitales y sus redes sociales. Sin embargo, la sobrevivencia de los periódicos –esencial para la vigencia de la democracia, el pluralismo y la libertad de expresión– no depende solo de la voluntad de periodistas y empresarios.
“La libertad de prensa es la base de un país libre. Defender este derecho es defender la democracia”, manifestó ayer la Presidenta al “felicitar y agradecer” a los periodistas. Es de esperar que esos buenos deseos se traduzcan en las acciones necesaria para evitar la debacle económica de la prensa nacional.