¿Qué pasa con Cochabamba?
¿Qué pasa con Cochabamba? Penosamente, la respuesta encierra un panorama demasiado complejo, ya que, al margen de estar siendo golpeada con la Covid-19, expone al país una diversidad de problemas.
Desde hace muchos años, venimos arrastrando temas como el medioambiente, la basura, agua, instituciones desorganizadas, loteamientos ilegales, caos en el tránsito urbano, en los cuales muy poco se pudo hacer, ya que las autoridades locales han priorizado asuntos huecos y de interés personal, siendo renuentes a estudiar y compenetrarse en las verdaderas necesidades de la ciudad.
Lastimosamente, la clase política, haciendo gala de su frivolidad, jamás comprendió el correcto significado de bien común y el rol del servidor público.
En estos tiempos de crisis, nos toca desafortunadamente vislumbrar una urbe que está postergada en desarrollo, un Alcalde que retomó funciones sin haber resuelto sus procesos judiciales pendientes, inmerso nuevamente hoy en otros presuntos hechos que lo comprometen ante la justicia, y una Gobernadora sumisa a la premisa de su partido político, que desde ya ahorra comentarios adicionales.
Es penoso saber que, paradójicamente, Cochabamba cuenta con todas las condiciones para constituirse en una región de oportunidades de inversión, turismo, emplazamiento vial-urbano, por lo tanto, ser acreedora de una mejor calidad de vida, como lo fue en algún momento hace décadas.
Dichas alusiones, en verdad, retumban como campanadas de alerta para comprender la necesidad de prescribir a políticos y autoridades que pusieron en quinto plano a su ciudad.
Soy un convencido de que de las más grandes crisis siempre emergen ideas renovadas y frescas, por lo que considero que estamos en el preciso momento para plasmar todo nuestro mayor esfuerzo a fin de arribar a un nuevo escenario que esgrima nuevas oportunidades, básicamente circunscrito en el pragmatismo, revestidos de todas las energías necesarias además para sepultar la política tradicional-añeja.
Nos encontramos en una coyuntura crítica, ya que complementariamente las secuelas de la pandemia de la Covid-19 están obligando al mundo a cambiar rotundamente la rutina y por lo tanto los hábitos tradicionales de los seres humanos.
Por ese motivo, ahora más que nunca, nos corresponde emprender tareas políticas con entusiasmo redoblado, con premisas serias para encontrar y promocionar autoridades arquetipos que sepan proyectar una inminente moral, que encarnen el legítimo papel del servidor público para beneficio de la ciudad y de sus habitantes.
El autor es abogado