Educación virtual y relaciones afectivas en adolescentes de Cochabamba
El 10 de marzo del 2020, Bolivia presentó el primer caso de Covid-19. Seis días después, el Gobierno anuncia la suspensión de actividades escolares, luego decreta la cuarentena estricta que se prolongó hasta fines de mayo, en la que las personas solo podían salir una vez por semana. Lamentablemente hasta la fecha, la pandemia está fuera de control, continúa infectando en todo el territorio boliviano, causando cientos de muertes.
El Instituto para el Desarrollo Humano - Bolivia realizó una encuesta flash (sondeo) de manera virtual para conocer las principales reacciones que provocó la Covid-19 en adolescentes respecto a las clases virtuales, sus relaciones afectivas y la familia durante la cuarentena. La encuesta fue voluntaria y anónima, se realizó del 22 de abril al 18 de mayo, respondieron 234 adolescentes. La edad media es de 17 años. Un poco más de la mitad corresponde al sexo femenino. La mayoría vive en la ciudad de Cochabamba y el 17% en el área rural. Casi todos viven con su familia y el 8% solo o con amigos.
Cerca de la mitad compartió durante la cuarentena las responsabilidades de la familia: limpiar, cocinar y cuidar a los hermanos. El 38% vendió diversos productos para ayudar en la economía familiar. Un joven de 19 años relata: “salimos a vender productos con mi padre, como aceite, manteca y fideos, mi mamá no puede porque tiene diabetes”, y es más vulnerable a la Covid-19.
Solo el 45% pasó clases virtuales, gracias a la iniciativa de algunos directores y profesores. El 44% compra megabytes para comunicarse, 32% tiene Wifi, 17% utiliza ambas conexiones y el 6% se presta de amigos/as.
La mayoría se informó sobre la pandemia a través de la televisión, radio y por las redes sociales. En cuanto a las reacciones de los estudiantes encuestados, el 31% teme que alguien de su familia pueda morir por la Covid, un 9% tiene miedo de contagiarse, el 18% experimenta tristeza, el 13% ansiedad, 12% rabia y 5% indiferencia.
A menos de la mitad de los adolescentes les hace falta salir para estar con amigos/as y familiares, 10% desea estar con su pareja, extraña las fiestas y algunos desean consumir bebidas alcohólicas. Cerca de la mitad tiene una relación amorosa; de estos, la mayoría utilizó Skype o Whatsapp para comunicarse con besos y abrazos virtuales. “Hablamos todas las noches para estar juntos”. Algunas parejas tienen encuentros reales cada cierto tiempo; una joven de 19 años menciona: “nos vemos una vez a la semana a escondidas, nos encontramos cerca de mi casa y paseamos en bici hasta el mediodía, nos sentimos mal porque quisiera estar más tiempo con él”. Otro expresa: “El día que me toca salir, voy a verla al mercado... sé que no puedo tocarla ni besarla, pero lo he hecho, cuando llegué a mi casa me bañé, me lavé los dientes, todo el tiempo será así”.
Lamentablemente, los jóvenes están heredando una carga pesada debido a las grandes deficiencias que nuestra generación no pudo resolver. Persisten y se van incrementando los prejuicios sexuales, racismo, violencia sexual, corrupción, fundamentalismos religiosos, creciente desigualdad social, cambio climático, pandemia del VIH y ahora de Covid-19.
Sin embargo, felizmente la mayoría de nuestros jóvenes ya tiene conocimientos para utilizar Internet y las redes sociales. Esta tecnología permitirá adaptarse al mundo que cambió bruscamente para todos. Ahora les toca a nuestras autoridades establecer el acceso gratuito a Internet en el área urbana y rural, como también brindar computadoras o celulares inteligentes, en especial a familias de escasos recursos y capacitar a nuestros profesores para emplear las nuevas tecnologías.
El Instituto para el Desarrollo Humano –Bolivia continuará apoyando a los jóvenes para enfrentar los nuevos problemas. Hay varios desafíos por delante, pero sea cual fuere la pregunta, la educación es la respuesta.
El autor es director del Instituto para el Desarrollo Humano–Bolivia, Idhbolivia.org
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