Sentida ausencia de un vocero
Una distorsión persiste en el medio, es que se confunde al vocero con el propagandista. El primero tiene por función informar en torno a la verdad, el segundo hacer propaganda a pesar de la verdad. En el mundo es conocida la labor de Joseph Goebbels el gran propagandista del nazifacismo en Alemania, se le atribuye la frase “miente, miente que algo queda”, dicho de otro modo, la mentira a fuerza de ser repetida puede parecer verdadera. Lo evidente es que la historia y los estudiosos atribuyen a este personaje gran parte del éxito del hitlerismo cuando se expandió por el mundo, apoyado en el crimen.
En Bolivia tuvimos un ejemplo con el gran propagandista, inteligente y artero José Fellman Velarde, vocero de Víctor Paz, que se encargó de montar el aparato propagandístico del MNR en sus inicios. Su habilidad se demostró con el tema marítimo que supo actualizar denunciando el abuso chileno de las aguas del río Lauca. Fellman manejó diestramente la radio, los diarios y el cine (noticiero periódico editado en Buenos Aires y que se difundía en todos los cines).
Hoy en día, los ciudadanos somos presa de la mayor confusión ante la sucesión del hecho noticioso y no tenemos una versión oficial, creíble, coherente, concreta, que buscamos todo el tiempo para conocer la verdad y no podemos encontrar. Al desaparecer el ministerio de Comunicación, pensamos que habría de mejorar la vocería y nada.
No se advierte su presencia, se extraña ese intrumento legal y necesario que, teniendo a su servicio los medios del Estado, no sabe hacer uso de los mismos, más al contrario son parte de la confusión, difunden medias verdades o simplemente están ausentes del hecho periodístico que bombardea al ciudadano y le crea ese mar de confusión que no ayuda.
Sobreviene entonces el hartazgo, la ansiedad, el hastío que los filósofos –y menciono a Kierkegaard, Nietzche, Postman– sitúan como depresión colectiva que “puede llevarnos a optar por acciones impulsivas”, incluso las autodestructivas que aparecen en la historia de la humanidad inmediatamente después de las grandes catástrofes.
No debe extrañar el reclamo repetido para reponer una vocería que es sustituida, en los hechos, por funcionarios de la administración con tareas específicas distintas, Gobierno, Defensa, Obras Públicas, o los viceministros que hacen una declaración de prensa y se quitan del escenario informativo dejando preguntas sin responder. Esta confusa situación nos está conduciendo a la pérdida de credibilidad nada aconsejable para la salud espiritual del colectivo boliviano.
El autor es periodista, mauricio.aira@comhem.se
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