¿Quién hace la mejor “propaganda”?
Como cada 28 de junio, Día del Orgullo LGBT, se publican en este medio notas relacionadas con la lucha de las diversidades sexuales, desde información que indica que la Covid-19 acrecentó la desigualdad de personas con distinta orientación sexual, hasta una lista de películas con temática LGBT que se puede ver en Netflix, y siempre, desde hace muchos años, son las noticias más comentadas por los lectores, con demasiadas faltas ortográficas y con demasiado miedo, pero al mismo tiempo con demasiado atrevimiento. Se arman peleas y discusiones a través de las redes sociales de Los Tiempos, se mezclan temores de vieja politiquería, religión represora y pacata con libertad de género. No entendemos qué es libertad, nos sentimos amenazados cuando alguien ejerce derechos humanos. Los derechos básicos para cualquier persona, esos que están registrados por ley. Esos lectores que dejan sus comentarios con demasiadas faltas de ortografía expresan un pensamiento medieval, tienen miedo al “infierno” que significaría la “desobediencia” a su dios, le piden a Los Tiempos que no haga “propaganda” sobre diversidades sexuales, como si ser gay, lesbiana o trans (etc., etc.) fuera contagioso; lo que se contagia es el coronavirus, eso es una enfermedad. No se entiende qué son las diversidades sexuales. Suena tan viejo todo esto y está tan presente que da pavor. La cuestión es ¿quién hace mejor “propaganda”? ¿los medios que difunden información de un movimiento que debe ser visibilizado? o ¿los religiosos que prometen paraísos a cambio de miedo, “obediencia” y diezmos? Claro, tampoco se le puede echar toda la culpa a los religiosos, tiene buena parte de responsabilidad el sistema educativo, en el que la sexualidad sigue siendo un tabú, y podemos seguir y seguir, pero capaz es mejor hacerse responsable cada uno del respeto al otro.
La autora es Editora de OH! y Lecturas & Arte.
Columnas de CLAUDIA EID ASBÚN