Cuarentena y situación socioeconómica de trabajadoras/es sexuales en Bolivia
En muchos países, continuamente se ejerce la violencia y el abuso contra los derechos humanos de los/as trabajadores/as sexuales, población muy vulnerable por ser marginalizada y estigmatizada desde la más remota historia de la humanidad. Lamentablemente, la mayoría de la población, por sus prejuicios sexuales, no toma en cuenta que son seres humanos con sentimientos, necesidades económicas, afectivas y también responsabilidades.
El 10 de marzo de 2020, Bolivia presentó el primer caso de Covid-19, y 12 días después el Gobierno decreta la cuarentena estricta que se prolongó hasta fines de mayo. Actualmente la pandemia avanza en todo el territorio boliviano, causando miles de infecciones y cientos de muertes. En medio de este panorama dramático, nuestras autoridades y las organizaciones políticas, como siempre, siguen en pugna por el poder entre el nivel central, departamental y municipal.
El Instituto para el Desarrollo Humano - Bolivia realizó una encuesta flash (sondeo) de manera virtual para conocer las principales reacciones que provocó la Covid-19 en las/os trabajadores sexuales de Bolivia, tomando en cuenta el estado socio económico, la familia y el trabajo durante la cuarentena. La encuesta fue voluntaria y anónima, se realizó del 25 de abril al 31 de mayo, respondieron 127 personas entre 27 a 49 años. La edad media es de 36 años.
El 98% de las/os trabajadoras/es sexuales que respondieron a la encuesta son bolivianas/os, la mitad son de Cochabamba, una cuarta parte de Santa Cruz y el resto de otros departamentos. La mayoría se identifica como mujer, una persona como hombre y otra transexual.
Para el 73% de las mujeres, el trabajo sexual es su actividad principal, afirman que no trabajaron durante la cuarentena. La cuarta parte trabajó de manera irregular y solo el 2% lo hizo de manera habitual. Una de ellas, dice: “los clientes también tienen miedo”.
Casi la mayoría vive en alquiler, alojamientos, anticrético o con amigas/os. La mitad vive al menos con cuatro personas y la otra con más de cinco personas. El 87% vive con niños en sus domicilios. El 38% tiene poco o ningún acceso al agua potable de manera regular. El 75% tienen al menos tres personas a su cargo (dependencia económica). Algunas expresan que “si no pagas el alquiler, el dueño no espera, el alojamiento tampoco espera y los hijos tienen hambre, es una situación bien dura”.
El 73% de las/os encuestadas/os se siente estresada/o y con miedo a la Covid-19, la mayoría refiere que no tienen a nadie para expresar sus temores y preocupaciones, por el estigma que está relacionado con el trabajo sexual.
El sondeo refleja las complejas realidades de esta población que es ignorada o rechazada por prejuicios sexuales y estigmas que construyó nuestra sociedad a base de dogmas religiosos y tabúes sexuales, creando una sociedad ambivalente al negar o rechazar la educación sexual en las familias o en el ámbito escolar.
La vulnerabilidad a las infecciones de transmisión sexual, como el VIH, y ahora también la Covid-19 de las trabajadoras/es sexuales son también debidas a la discriminación que existe en muchos servicios de salud del país.
El incremento del trabajo sexual es el resultado de la pésima administración de los diferentes gobiernos que no brindan oportunidades de trabajo a nuestra población joven. Solo en Cochabamba, se estima que hay cerca de 10.000 trabajadores sexuales de ambos sexos. Una de las trabajadoras decía: “para el Gobierno es fácil decir no trabajen, pero ¿cómo alimentamos a nuestra familia?”
El autor es director del Instituto para el Desarrollo Humano – Bolivia, idhbolivia.org
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