Apostando con fichas azules
El alcalde Leyes, en su soledad, ha tomado la arriesgada decisión de coordinar todas sus movidas con el alto mando del masismo en Cochabamba, porque de otra manera no se explica la aparente ridiculez de sus decisiones atropelladas.
En sí, el masismo, durante 14 años de dictadura ha optado por el juego de los globos de ensayo para sacar de quicio a los enemigos y ahora que ese partido azul maneja los hilos de la marioneta edil ha decidido invalidar el buen propósito del Ministro de Gobierno para instalar, contra viento y marea, un centro de aislamiento en el recinto ferial de Alalay. Como parte de ese plan siniestro, el intendente municipal salió con el anuncio de que habilitará un mercado popular en ese lugar, para trasladar a todos los comerciantes ambulantes de La Cancha, bajo el mantra castrochavista de que “el sector tiene derecho al trabajo”.
Lo que me extraña es que este tipo de tramoyas distraccionistas y descuidistas nunca fueron utilizadas por el alcalde Leyes. Los expertos son los masistas que le asesoran y esa aseveración de que la feria internacional de Cochabamba está abandonada la mayor parte del año y hay que “dar ese espacio a esta gente para que pueda trabajar”, es un justificativo impertinente. No hace falta mucho esfuerzo para recordar que estas trampas sólo sirven para encubrir momentáneamente los infructuosos esfuerzos del Alcalde y la Gobernadora para aplacar la pandemia. Abandonar el proyecto del centro de aislamiento Covid-19 en Alalay para instalar un mercado para gentes abusivas es un despropósito y hace que se desvanezca cualquier esperanza contra la pandemia. Mal hacen el Alcalde y la Gobernadora para afinar sus pobres imágenes pese a que ellos saben que la única solución es la instalación de ese centro de aislamiento.
No sé qué diablos han pasado por la cabeza del Alcalde para que se incline por tan nefasta alianza. Si el objetivo azul es descalificar al Ministro de Gobierno ante la población, el masismo está utilizando grotescamente al Alcalde para ese propósito. Si bien el Ministro de Gobierno pretende que el centro de aislamiento en el recinto ferial funcione lo antes posible, incluso con resguardo policial; lo cierto es que el masismo insiste en el fracaso del proyecto, por muy bueno que sea. Ya son más de 20 días de demora y los desencuentros van deteniendo las esperanzas ciudadanas y causando un daño importante a la población. En medio de estas desavenencias las expresiones del pueblo, a través de las redes sociales y en su gran mayoría, han otorgado un voto de confianza al Ministro, que ahora mantiene el control del conflicto, sin que importe el arrepentimiento de las autoridades locales para entrar en razón.
Se nota que, en este caso del centro de aislamiento, la intervención del gobierno central no está contaminada por error alguno. Definitivamente, los que están cometiendo todos los desaciertos son el Alcalde y la Gobernadora que no han sabido distinguir, junto con su alto mando que apostó por la fatalidad, entre las buenas y las malas acciones. Este riesgo asumido por el Ministro de Gobierno sin duda ha discriminado cuidadosamente entre los diferentes escenarios negativos y positivos, y ante este tipo de situaciones lo correcto es arriesgarse en beneficio de la población en general, pese a lo incierto del resultado. Yo creo que el Alcalde y ha alcanzado un punto peligroso en su viaje hacia el naufragio. La maniobra de llevar a los comerciantes callejeros al recinto ferial a cambio de anular el centro de aislamiento, fue una apuesta horrorosa.
Un día antes de la inminente apertura del centro de aislamiento de la laguna Alalay, el Alcalde se dio cuenta del craso error y seguramente mandó a callar al intendente municipal, y para reparar semejante disparate convocaron desesperadamente a la firma de un acuerdo con las autoridades nacionales para habilitar esos espacios.
Sin embargo, ha resultado tardía su reacción porque ayer la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba inauguró el centro de aislamiento con el visto bueno del gobierno central, eso sí con extrema precaución y con un miramiento saludable por el peligro involucrado.
Los masistas no perdonan y se vengarán, especialmente cuando los resultados negativos son producto de sus errores. En cuanto al Alcalde y sus gentes ya han mostrado sus cartas y sólo les quedan unas pocas fichas para apostar por su propia ruina.
El autor es abogado
Columnas de MARCELO GONZALES YAKSIC