¿Qué pasa cuando no hay camas?
Hace pocos días tuve una presentación para unos colegas de Turquía sobre un modelo dinámico de Covid-19 que calcula el costo de una epidemia, tanto para el sistema de salud como para la economía. Los números son tremendamente altos. El número de personas que no trabajan, el número de personas internadas en hospital y terapia intensiva, todos son costos.
Para explicar cómo se calcula les mostré una curva con camas ocupadas dentro del sistema durante la epidemia y hubo silencio. Me contaron que ellos no tenían tantas camas y que según el modelo faltaban más de 1.500. El modelo asume solo un poco de elasticidad en el sistema, porque no son sólo camas lo que se requiere. Es también personal, infraestructura, equipos, medicamentos, etc. Me preguntaron qué hace el modelo cuando se sobrepasa la capacidad.
Un modelo es una simplificación de la realidad. Se intenta hacerlo lo más real posible incluyendo variables basadas en lo que observamos. Por ejemplo, la tasa de letalidad para un niño infectado es casi del 0%, pero para una persona mayor de 80 años bordea el 8%. El modelo toma en cuenta todo esto.
Entonces, ¿qué hace el modelo cuando la demanda para camas sobrepasa la capacidad? Para cubrirlo tendrían que duplicar el número de camas y eso es casi imposible. Entonces, yo les pregunto “¿Qué pasa en la realidad?” Después de unas discusiones todos sabían cuál era la respuesta. Si el número de camas no se incrementa a tiempo, la tasa de letalidad crece dramáticamente y el modelo lo sabe. La segunda pregunta es ¿en cuánto aumenta? Algunos médicos fueron bien claros con esto. Si un paciente es derivado a un hospital y no puede ingresar por falta de espacio, es muy probable que muera, más aún si requería terapia intensiva. De repente, este modelo lo mostró como una anticipación de la realidad.
Cuando veo en la televisión y los periódicos las imágenes de los hospitales colapsados, me preocupo. Hay muchas personas que requieren hospitalización y no encuentran espacio. El alto número de muertos puede ser mayor si no controlamos la propagación de la Covid-19, incluso si no los queremos incluir en las estadísticas de la pancdemia. No hablamos de unos tantos, hablamos de muchos. Podemos aumentar la capacidad, pero ahora es necesario hacer respetar las medidas para que funcionen: reducir el número contactos, mantener la distancia mínima de 1,5 metros, lavarse las manos, no tocarse la cara, usar barbijo, evitar aglomeraciones.
El autor es economista para modelización dinámica
Columnas de ARNOLD HAGENS