La renuncia de Jeanine Áñez a su candidatura
El día que Jeanine Áñez anunció su candidatura, yo fui uno de los primeros en lamentar esta decisión y ese mismo día escribí y publique un artículo al respecto advirtiendo a la señora Áñez que esto la expondría al ataque de todas las fuerzas políticas y de sus líderes y que podría terminar destrozando su futuro político, y así ha sido.
Pero más allá de esta equivocada decisión, la señora Áñez ha demostrado una capacidad enorme para enfrentar uno de los momentos más difíciles de nuestra historia. Asumió una responsabilidad que no la buscó ni la pidió. Fueron las circunstancias de la vida que la pusieron en la línea de sucesión presidencial ante el vacío de poder que se produjo con la renuncia y huida de los primeros mandatarios y la renuncia de los presidentes de ambas cámaras de la Asamblea Legislativa.
Le puso el pecho ante las hordas violentas del MAS que bloqueaban, incendiaban, saqueaban y pedían a gritos una guerra civil.
Tuvo la capacidad de conducir al país a una pacificación y que se apruebe la convocatoria a nuevas elecciones con un nuevo Tribunal Supremo Electoral con la aprobación unánime de los miembros de la Asamblea Legislativa incluidos los 2/3 de los parlamentarios del MAS.
Si no se hubiera desatado la pandemia mundial, el 3 de mayo hubiéramos elegido al nuevo gobierno y desde el 6 de agosto ya tendríamos un nuevo Presidente.
Nadie pudo prever la pandemia ni sus proporciones apocalípticas que han afectado a todo el mundo.
Llovido sobre mojado dirán, porque esta situación nos agarró en extrema vulnerabilidad poniendo en evidencia 14 años de despilfarro y de irresponsabilidad, en los que se dilapidaron enormes recursos en proyectos faraónicos sin ninguna posibilidad de funcionar, en canchitas y coliseos, palacios y museos al ego y mil tonterías más pero descuidando criminalmente la salud y la infraestructura sanitaria.
Es en estas circunstancias y casi sin recursos que se ha enfrentado la pandemia sufriendo además el bloqueo de la Asamblea Legislativa a créditos otorgados a Bolivia, sin condiciones, para ayudar en esta emergencia.
Por si todo esto fuera poco, los movimientos “soshales” del MAS siguiendo las instrucciones de su jefazo –que ya las adelantó desde México y que fueron grabadas y hoy son la prueba para acusarlo de varios delitos– han procedido a aplicar sus instrucciones, bloqueando, apedreando a las ambulancias, agrediendo a los médicos, no respetando las medidas de protección y promoviendo el contagio masivo. Con el bloqueo de carreteras impiden la llegada de alimentos, pero, lo que es peor, han impedido el transporte de oxígeno provocando varias muertes con esa actitud criminal.
Está claro que el propósito es derrocar al gobierno de la Presidenta Áñez, provocar una gran convulsión social y tomar nuevamente el poder por la fuerza, porque saben que no lo podrán hacer por la vía democrática.
En ningún momento el MAS pidió que Jeanine Áñez decline su candidatura, lo que quieren es sacarla del gobierno y tomar el poder.
¿Quién pide que Jeanine Áñez decline su candidatura?
Lo hacen los otros candidatos, pero sobre todo Carlos Mesa y su partido porque quieren despejar el camino liberándose de una candidatura que no solamente puede competir restándoles votos, si no que puede superarlos y constituirse en la mejor opción para enfrentar al MAS.
¿Qué sentido tiene seguir insistiendo en la renuncia de la candidatura de Jeanine Áñez?
¿Van a suspenderse las acciones violentas del MAS ? ¿Se van a levantar los bloqueos? ¿La Asamblea Legislativa va a aprobar inmediatamente los créditos?
No va a pasar ninguna de estas cosas porque lo que quiere Evo Morales es una gran convulsión social y tomar el poder por la fuerza.
Faltando menos de 10 semanas para las elecciones del 18 de octubre, ya no importa si es candidata o no, igual va a tener que lidiar evitando el golpe de Estado. Lo importante ya no es gobernar, si no aguantar hasta las elecciones enfrentando la arremetida del MAS con todo lo que se pueda.
Ojalá lo entiendan así todos los que atacan a Jeanine Áñez y se den cuenta de que no está en juego una candidatura, si no, un golpe de Estado que nos llevaría a una situación similar a la de Venezuela.
El autor fue senador de la República y presidente del Parlamento Andino
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