¿Y si los escépticos tienen razón?
La forma de comunicar sobre la pandemia del coronavirus ha colapsado debido al abuso de la estadística, y la misma ha superado con creces al razonamiento lógico. Para nadie es desconocido que dependiendo del objetivo que se tenga, la estadística resulta ser un instrumento excelente para mentir. Actualmente los políticos y muchos medios de comunicación, reportan cifras de nuevos contagios, que con creces superan a la fantasía, pero al mismo tiempo, no dejan de causar preocupación.
A mediados de abril de 2020, cuando las muertes por Covid-19 estaban en su punto máximo en Europa; un pastor francés, dueño de miles de ovejas, publicó un video para referirse al tema. En el mismo explica cómo proceder cuando se tiene que esquilar las ovejas, vacunarlas o llevarlas al matadero. El medio más eficaz; es el lobo imaginario y a la sola señal de que se acerca un lobo, las ovejas corren locamente hacia el establo. Una vez allí, están tan felices de haber escapado, así que dejan que les pase cualquier cosa. Una vez en el establo ya no les importa si el lobo existió realmente. Están felices de estar a salvo y eso cuenta.
¿Dónde está el lobo? Cuando en abril se reportaron las primeras muertes en relación con la Covid-19; se impusieron toques de queda, cierres y medidas de protección para evitar un colapso del sistema de salud. Estaba claro, la medida tenia el objetivo concreto de evitar más muertes; enfermedades graves y hospitalizaciones en masa. Hoy se afirma con vehemencia que el sistema de salud no colapsó en ningún momento, porque los brotes fueron regionales y no nacionales. Ahora el término colapso, no es más parte del léxico pandémico.
Durante las últimas semanas, la forma de comunicación sobre la pandemia se ha derrumbado por completo. El virus tiene un efecto secundario inesperado y afecta a la mente. Ahora el nuevo peligro es: "La segunda ola está en camino" y por tanto, las manifestaciones masivas contra la política de emergencia del coronavirus, como las del pasado fin de semana en Berlín, serían actos riesgosos e irresponsables, debido al número elevado de casos positivos que podrían provocar y que se reportan cada día.
Al principio intentaron prohibir las manifestaciones en todos los ámbitos y cuando eso no funcionó, pidieron a los manifestantes mantenerse alejados del grupo de "escépticos", que además serían extremistas de derecha. Es indignante que los políticos y algunos periodistas hagan todo para denigrar a las personas que se manifiestan contra la política actual. Los pastores llaman y gritan insistentemente, pero cada vez menos ovejas parecen creer que el lobo anda cerca.
Actualmente no hay una segunda ola. No hay más muertes, no hay más hospitalizaciones, no hay más casos graves. En opinión de los políticos, las cifras que se manejan son suficientes para seguir aplicando medidas coercitivas; pero no se dan cuenta de que las mismas caen en un saco roto, porque en los nuevos contagios, se contabilizan casos leves y, la OMS recomienda someterse a las pruebas, aunque no se tengan síntomas.
Los políticos ya no saben cómo sostener la situación y todo intento desplegado ya no es suficiente para restringir el derecho a la libertad. Si insisten con sus cifras, tendrán que prohibir el tráfico rodado, una dieta rica en grasas y quizás la vida misma.
Casi ningún muerto. Las estadísticas reales muestran que los «escépticos» tienen razón porque, desde hace semanas, el número de hospitalizaciones y de muertes en los países europeos va descendiendo en picada. En comparación con los picos de abril, la tasa de mortalidad diaria en Europa se ha reducido alrededor del 99%. El número de muertes ha sido de un solo dígito desde mediados de junio, y la mayoría de los días nadie ha muerto de (o con) Covid. Suecia que se había negado al encierro tuvo un pico de 115 muertes diarias por corona el 15 de abril. Este número ha sido de un solo dígito desde el 20 de julio y cero desde el 23 de agosto.
Si pese a estos números existe todavía gente que piensa en la vacunación obligatoria o en posibles bloqueos adicionales necesarios, entonces esa gente no se siente a gusto consigo misma. A esto se suma que, el director de la OMS ha recomendado dialogar con los "escépticos" y escuchar sus razones. Menciona que el virus sí existe y mata: nada nuevo. Los virus de la gripe y del Sida también existen y matan, pero no se hacen tests, ni para uno, ni para el otro.
En América del Norte y del Sur, la cosa ha tomado su propia dinámica. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA ha manifestado abiertamente que la pandemia se ha convertido en un instrumento muy útil y sirve como excusa para criminalizar la libertad de expresión. Políticos de varios países dramatizan e incluso amenazan con otro confinamiento, porque según ellos, los picos altos aún no han llegado, Así es como generan miedo con la finalidad de postergar elecciones y permanecer más tiempo en el poder.
El autor es ingeniero ambiental
Columnas de RUBÉN CAMACHO GUZMÁN