La pandemia continúa y las precauciones disminuyen
La nueva normalidad se va instalado en el país varias semanas después del periodo más terrible de la pandemia del coronavirus, entre julio y agosto, cuando la propagación del contagio de Covid-19 alcanzó su fase de mayor intensidad.
A los registros decrecientes de nuevos casos confirmados y de decesos provocados por la enfermedad se suman las campañas proselitistas y el avance del proceso electoral, mientras terminan de reanudarse las actividades restringidas por la emergencia sanitaria.
Sin embargo, y a pesar de que es frecuente escuchar hablar de la pandemia en tiempo pasado, la amenaza de la infección persiste sin variaciones respecto a lo que existía hace un par de meses. Peor aún ya se han detectado, en Cochabamba y el Beni, casos de personas que habiendo vencido el mal vuelven a presentar los síntomas y dan positivo a las pruebas de diagnóstico de Covid-19.
Sin embargo, el riesgo evidente de que los contagios se multipliquen a un ritmo similar al de los peores momentos que el país vivió desde el mes de marzo parece estar ausente de las preocupaciones de una buena parte de la población.
Así lo demuestra el relajamiento de las medidas preventivas: “uso apropiado de las máscaras de protección facial (barbijos), el lavado frecuente de manos, evitar las aglomeraciones y mantenerse en sus domicilios si no son necesarias las salidas”, como lo constata un comunicado oficial de Ministerio de Salud que, en ese sentido manifiesta la preocupación de Comité científico nacional de asesoramiento sobre la Covid-19.
La preocupación de las autoridades sanitarias nacionales –que, además, alertan acerca de “manifestaciones clínicas más complejas de las que inicialmente se han observado” en las personas contagiadas– va en en sentido contrario a las disposiciones adoptadas por algunas alcaldías, como la de La Paz, donde los gimnasios, cines, restaurantes, centros de actividades culturales y licorerías retoman sus actividades desde el sábado, aunque con ciertas condiciones y limitaciones de horario.
Esa aparente contradicción ciertamente no contribuye a mantener la alerta ciudadana y el mantenimiento de las conductas de precaución que evitan el contagio.
Si bien el Gobierno ha puesto en ejecución la Estrategia Nacional de Vigilancia Comunitaria Activa, movilizando en todo el país a más de tres mil personas –distribuidas en 717 brigadas de salud– que realizaran la búsqueda domiciliaria de sospechosos de Covid, esa acción debiera complementarse con una masiva campaña de información que mantenga la alerta ciudadana sobre el riesgo de una pandemia que aún está lejos de su fin.