Álvaro García y el Tipnis
Entre las innumerables infamias que cometió Álvaro García durante su vice reinado, destaca su participación a lo largo del proceso, no menos infame, que llevó a la destrucción del Tipnis y fue el disparo de partida para la destrucción de los bosques nacionales.
Nueve años después de la salvaje represión evista en Chaparina (en la que también estuvo involucrado García), lo sabemos claro como el agua: el único propósito que tenía el Fraudulento, en realidad, era simplemente el de otorgar y regalar mayores facilidades y ventajas al complejo coca/cocaína. Y ningún otro.
Contra la voluntad de toda la nación, acabó haciendo la carretera. He aquí el reciente testimonio de un comunario yuqui de la zona:
“Antes teníamos toda la selva para nosotros, llegó la carretera con sus colonizadores y nos quitaron los árboles, nos quitaron nuestros ríos, nos quitaron nuestro territorio. Ahora no hay peces, no hay árboles para nuestras casas, no hay animal de bosque, perdimos todo. Lo único que trae tu Presidente para nosotros es alcohol, arroz y coca a cambio de que sigan entrando más adentro en el monte”. (Palabras fidedignamente recogidas por un conocedor).
Y se sabe muy bien, ahora mismito, que el Tipnis es una zona roja, con cientos de plantaciones de coca y fábricas de cocaína. Resultó tal como Evo quería.
Dentro del cúmulo de infamias que tuvieron lugar durante ese proceso perverso de arriba a abajo, cabe recordar el panfleto que se mandó García, en tanto que mitómano principal del Gobierno. Lo sacó con este título falsario, pretencioso y delirante: Geopolítica de la Amazonía. Poder hacendal patrimonial y acumulación capitalista. Debe haberse creído muy inteligente. Pero tal adefesio de título ya anunciaba, sin necesidad de abrir el libro, que se trataría en él de una sucesión de realidades imaginarias, fuegos artificiales “marxistas” y, como de costumbre, de un profundo desdén por la realidad.
Por supuesto que no leí el libro, así como tampoco veo películas de Stallone ni escucho reguetón. Me basta, para enterarme del fantasioso contenido de panfleto tan infame, con una excelente reseña hecha por Patricia Molina, quien con conocimiento de conceptos y detalles lo demuele de cabo a rabo. Ni una palabra del delirante folleto queda en pie. Para consultar tan buena reseña: (http://fobomade.org.bo/2017/08/02/sobre-la-geopolitica-vicepresidencial-...)
Sin perder más tiempo en el falsario contenido del panfleto en cuestión, es interesante que observemos su proceso de génesis.
Un día Evo, en tanto que cocalero, decide que le da la gana de meter una carretera por medio Tipnis, contra la oposición de la ciudadanía entera y ante los ojos de todo el mundo. Desde biólogos a antropólogos, no hubo quién no explicó las consecuencias catastróficas que podía tener, y está teniendo, semejante carretera. Pero los beneficios para el complejo coca/cocaína eran demasiado grandes como para renunciar a ellos. ¿Por qué detenerlos por cuatro gritos ecologistas y de la “derecha”? –habrán pensado. ¿Pero cómo justificar semejantes abusos y atropellos a gran escala, que tanta ira nacional y hasta internacional estaban causando?
Aquí es, justamente, donde entra Álvaro García. A él le tocó inventarse algo. ¿Se lo habrán exigido, o habrá sido una iniciativa propia, buscando congraciarse con su Gran Jefe y demás acólitos? Tuvo que ser, en todo caso, una argumentación realmente sórdida e insostenible, propia de un cerebro afiebrado. Recordemos nada más que el título, cuya comicidad es hoy inocultable: Geopolítica de la Amazonía. Poder hacendal patrimonial y acumulación capitalista.
El testimonio del comunario yuqui en el Tipnis concluye:
“Yo no conocía hoja de coca, y ahora peor, no quiero saber nada de eso. Antes teníamos nuestra selva para vivir con ella y sin matarla, ahora tenemos sus tiendas (kioskos) y todo es con dinero. Por eso salimos a sus carreteras, para tratar en sus buses de vender nuestras flechas que es lo único que parece que les importa a la gente de las carreteras”.
Cuando Álvaro García editó su cúmulo de fantasías, parece que él mismo se las creía. Es una particularidad de los mitómanos: a veces creen en sus propias mentiras. Se les hace paulatinamente más difícil distinguir qué es qué. En todo caso, García quiso asegurarse, desvergonzadamente, de que Su palabra sea propagada. Con tal objeto, mandó a un emisario a la universidad pública de Cochabamba. Dicho emisario, el encargado de propagar Su palabra, fue Adolfo Mendoza Leigue.
Dicha presentación estuvo anunciada en la Universidad, ni sé si llegó a tener lugar, ni sé si fue capaz de ir alguien no masista. Arcanos que afortunadamente ignoro…
El autor es escritor
Columnas de JUAN CRISTÓBAL MAC LEAN E.