Cuando calienta el sol
De a poco se fue el invierno y nos llama la atención este inicio de primavera con registros demasiado altos en la temperatura ambiental que, de seguir así, consolidarán la realidad del calentamiento global. Una realidad agravada por la presencia de miles de focos de incendios en varias regiones del mundo y en Bolivia en particular, donde el fuego ha destruido miles de hectáreas, causando una catástrofe para toda forma de vida, que genera mucha preocupación y muy poco de ocupación entre los habitantes del planeta.
Frente a este fenómeno nos preguntamos: ¿qué podríamos hacer, partiendo desde un nivel de autoridades, de la comunidad, o incluso de un nivel personal? Muchas seguramente han sido las ideas y acciones para detener el holocausto ambiental. Creo firmemente que debemos seguir insistiendo en hacer algo, reflexionando que la pandemia del coronavirus nos deja muchas lecciones y una de ellas: respetar nuestro entorno natural y –sobre la base de la educación, sensibilización, responsabilidad, compromiso colectivo y apoyados por el conocimiento científico– realizar y ejecutar procesos de cuidado y preservación para las generaciones futuras.
Debemos incluir en nuestros hábitos de vida, las ya socializadas y conocidas recomendaciones y haciendo eco de las “R” que se pregonan desde hace tiempo: Reducir, intentar crear menos residuos de los que generamos, Reutilizar lo que no nos sirve, darle un nuevo uso. antes de tirarlo, Reciclar, convirtiendo un residuo en otro producto útil, y Recuperar todo lo que se pueda, en especial el agua, y en temporada de lluvia, “cosechar el agua” que cae de los tejados, obviamente cuidando la presencia de algunos vectores como el del dengue.
Paralelamente, es importante la reforestación con el plantado de árboles cuyos beneficios son conocidos por todos, además que en la ciudad mejoran el paisaje de calles y avenidas llenas de cemento, pavimento y hormigón armado.
Son las autoridades las encargadas de crear verdaderas políticas de reforestación, de integrar la naturaleza en parques, jardines, paseos, serranías, etc. incluso el dotar de una estructura metropolitana de vida vegetal, es decir reducir el cemento y aumentar la vegetación, motivar a los ciudadanos a base de mensajes de concientización para tener a futuro un entorno equilibrado entre el hombre y la naturaleza.
Estas podrían ser algunas alternativas para mitigar los efectos del calentamiento global, pero por algo hay que empezar, no podemos estar en “nuestra zona de confort” mirando como simples espectadores, ya se ha dado la alarma mundial que en unos cuantos años, estaríamos en situaciones desastrosas, por lo tanto, la responsabilidad de cuidar y mejorar nuestro planeta tierra es de mí, de vos, de todos.
El autor es psicólogo y coordinador del programa VIH-Sida del Sedes Cochabamba
Columnas de FREDDY RICARDO ZAMBRANA