Ciudadanía y responsabilidad política
Son ciudadanas y ciudadanos todas las bolivianas y todos los bolivianos, y ejercerán su ciudadanía a partir de los 18 años de edad, cualesquiera sean sus niveles de instrucción, ocupación o renta, así lo establece el Art. 144 de nuestra Constitución Política del Estado. Y en otro parágrafo señala que la ciudadanía consiste en concurrir como elector o elegible a la formación y al ejercicio de funciones en los órganos del poder público.
El ejercicio del voto no solamente es un derecho, sino también es un deber que obliga a las ciudadanas y los ciudadanos asumir con responsabilidad ese acto, principalmente en estos tiempos políticos por los cuales atraviesa nuestro país, donde la democracia entendida como el sistema que sustenta principios y valores de libertad e igualdad está seriamente debilitada por la sombra del autoritarismo y el desconocimiento de derechos y libertades fundamentales.
La movilización ciudadana de octubre y noviembre de 2019, en ejercicio de su soberanía, ha manifestado abiertamente su repudio contra el abuso de poder. Hoy, la democracia representativa se encuentra peligrosamente debilitada. Es por ello que la elección de representantes por medio del voto es de vital importancia para el fortalecimiento de una democracia representativa, donde no solamente tiene que existir una equivalencia de hombres y mujeres sino una equivalencia de todos los grupos sociales que conforman lo que es el pueblo boliviano, sin el sometimiento de uno sobre el otro.
El voto ejercido por los ciudadanos no tendría que ser un acto mecánico de sufragio como tampoco tendría que ser entregado de manera gratuita al candidato de turno, los tiempos políticos que vivimos no solo nos invitan, sino que nos obligan a reflexionar y decidir si es nuestro deseo preservar y fortalecer el conjunto de derechos y libertades que una democracia representativa nos pueda ofrecer, o resignarnos a una democracia débil y sujeta al arbitrio del gobierno de turno.
Una sociedad con justicia, igualdad y equidad, no basta con desearla, hay que construirla. Toda persona en esencia es un ser político. Como tal, es el momento de asumir nuestra responsabilidad hacia el futuro, rehuir al compromiso a la participación es permitir que otros decidan, por nosotros, el curso de la historia de nuestro país, el futuro tiene que ser el resultado de nuestras acciones, de nuestras decisiones solo así se podrá desterrar cualquier pretensión totalitaria.
El autor es asiduo lector de Los Tiempos
Columnas de JUAN CARLOS ESCALERA C.