Una vez más el triángulo mundial de la alimentación
A ratos uno no sabe qué pensar cuando noticias de interés pasan en Bolivia prácticamente desapercibidas. Al respecto y ahora, a fines de septiembre 2020, recordaré un acontecimiento de julio 2016 en Buenos Aires. Fueron unas jornadas de análisis agropecuario con protagonistas de nivel y dónde se habló de la mejor manera de alimentar a la humanidad. Sobre ese tema, y salvo la modesta opinión del suscrito, jamás escuché ningún comentario local, ni siquiera de los sectores interesados: ganaderos y agricultores.
Hoy en día, el campo cruceño se encuentra jaqueado por organizaciones de naturaleza ecológica que buscan paralizar la producción agraria y ganadera, so pretexto de temas ambientales. No perciben que ellos se alimentan de lo mismo que se produce y sin eso no podrían sobrevivir; Bolivia y el mundo necesitan comer y como nación, necesitamos generar divisas exportando excedentes alimentarios. Sí hay que controlar que así sea, pero no satanicemos, más bien hay que generar pautas consensuadas de desarrollo sostenible sin disminuir la producción de alimentos. Al contrario: debemos expandir la frontera agropecuaria al máximo posible.
En aquel evento en Buenos Aires, grupos empresariales y multinacionales de alto nivel definieron al triángulo de la alimentación mundial. Uno de sus vértices está en Santa Cruz de la Sierra. El triángulo está formado por la capital oriental, Sao Paulo y Bahía Blanca. Cada parte tiene su razón de ser. Santa Cruz de la Sierra representa la potencialidad productiva del interior subcontinental.
¿Por qué eligen a una ciudad boliviana? ¿Por qué no otras ciudades tan o más importantes del hinterland? Si desde el exterior eligen a Santa Cruz de la Sierra es por su privilegiada ubicación como área estratégica y por la capacidad que tiene para producir alimentos. Por su lado, Bahía Blanca es un puerto argentino de aguas profundas –ubicado al sur de la pampa húmeda– desde el cual se exporta gran cantidad de granos. Y el último vértice del triángulo, Sao Paulo, es el principal centro económico e industrial de América Latina. Dibuje el lector el triángulo con esos tres vértices y verá la sabiduría de lo planteado. En el interior del triángulo están el Paraguay, partes importantes del sur del Brasil y del norte argentino y una parte del Uruguay. En conjunto, una zona ubérrima en materia de potencial agrícola y ganadero.
Los grupos multinacionales de expertos cuando dicen algo lo dicen muy en serio. Empero, pocos en Bolivia se preocuparon de enterarse, alegrarse y hasta asombrarse, de que una parte de nuestro país sea vértice clave del triángulo de la alimentación mundial. Modestia aparte, me ocupé del tema y divulgué el evento mediante un artículo publicado en 2016, poco después de aquellas jornadas. Pero no es eso lo inquietante, finalmente la gente es libre de leer (o no) una columna de opinión. Me preocupa sí el tema de fondo: casi nadie ha percibido –ni siquiera entre políticos y productores– la importancia de lo expresado en esa reunión ni la potencialidad geoeconómica y geopolítica de Bolivia, mediante el departamento de Santa Cruz.
Pero algunos nos preocupamos, por eso vuelvo a mencionar los hechos, recalco mi nota del pasado y ahora reitero lo fundamental de lo expresado hace cuatro años en las conclusiones de esa notable jornada agropecuaria: "Los organizadores y participantes se dieron cuenta de que el futuro de la agricultura del mundo pasa por América del Sur: EEUU consume todo lo que produce, Europa cada día es más un gran jardín y África, si bien tiene agua y tierra, no tiene todavía muchos elementos que le harían falta para ser un lugar productivo. Por eso se proyecta un triángulo imaginario entre Sao Paulo, Santa Cruz de la Sierra y Bahía Blanca, que es desde donde saldrá la comida del mundo porque hay espacio y una población lo suficientemente educada para entender las nuevas tecnologías".
El autor es economista y politólogo, www.agustinsaavedraweise.com
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