Día de la rebelión fiscal
Bolivia es un infierno tributario donde un contribuyente destina 1.025 horas anuales para cumplir con sus obligaciones tributarias en 42 procedimientos, cuando el promedio mundial muestra que los ciudadanos de otros países dedican 264 horas en 26 pasos, según datos del PwC mediante el ====Ranking paying Taxes 2020====, del Banco Mundial, Bolivia está dentro de los peores países del mundo en cuanto a facilidad para pagar impuestos, ocupa el puesto 186 de 189.
Bolivia se encuentra en el cuarto nivel más alto de carga impositiva a nivel mundial, con un puntaje de 83,7%, junto con otros infiernos fiscales como Comoras con 219,6%, Argentina con 106,3% y Eritrea con 83,7%, a diferencia de otros países como Suiza con 28,8%, Chile con 34%, Panamá con 37,2%, Perú con 36,8% o Ecuador con 34,4%.
Estos datos deben preocupar a todos los bolivianos, seamos o no contribuyentes. En un análisis titulado: ====En Bolivia, ni las empresas pagan impuestos, ni el sector hidrocarburífero es el que más contribuye====, su autor, Gustavo Marcelo Rodríguez, nos muestra como el Estado se sostiene sobre el 55% de ingresos de impuestos pagados por los ciudadanos (IVA, IT, ICE, etc.), sumados al 15% aproximadamente de las empresas, superan los montos provenientes de los tributos correspondientes a la explotación y comercio de hidrocarburos.
El esfuerzo fiscal es un sacrificio que supone para los pobres la carga de los impuestos, no es lo mismo confiscar el 25% de los ingresos por Impuesto a las utilidades de las empresas (IUE) o el 13% de Impuesto al valor agregado (IVA) en Estados Unidos o Japón, que exigir lo mismo en Bolivia, esto no entienden los gobernantes bolivianos, por ejemplo, Hong Kong no cobra IVA mientras que la opulenta Bolivia se da el gusto de encajar semejante alícuota.
Ante esta situación, nos reunimos con varios liberales y Xavier Iturralde planteó que debemos divulgar la idea: “10% es suficiente” significa que no podemos pagar más por los impuestos, sumando todos estos no debe superar este porcentaje, esta idea propone intrínsecamente bajar y eliminar impuestos, solución liberal para salir del infierno, por lo mismo, propongo también que se instaure el “Día de la rebelión fiscal” y que sea el 10 de octubre, el 10 del 10 de cada año.
Tal rebaja de impuestos pretende que los mismos sean universales, únicos y uniformes, es decir que todos tengan motivos de tributar y que ser formal no sea un castigo, esto obligará a los tributaristas y legisladores a pensar en rebajar e eliminar los impuestos innecesarios para la libertad económica. Esta propuesta está conforme con el gobierno limitado, el Estado mínimo obliga a los estadistas a pensar en los ciudadanos, está propuesta está conforme con la teoría de la “Curva de Laffer”, teorizada por el árabe Abenjaldún y popularizada por Arthur Laffer, que en palabras sencillas significa que mientras más impuestos y más altas sean las alícuotas, menos dinero se recaudará, pero mientras menos impuestos y más baja sea la alícuota, más se recauda, ampliando el universo de contribuyentes, conforme también, con el reclamo del paleolibertario Miguel Anxo Bastos, que decía que en la antigüedad ningún rey se hubiera atrevido a exigir más del 10% de impuestos a sus vasallos, pensemos qué dirían de nosotros nuestros antepasados, si pudieran saber cuánto pagamos por impuestos en sociedades que se hacen llamar libres.
Por eso, convocamos a todos los ciudadanos de bien a sumarse a esta iniciativa, el 10 de octubre de 2020 será el primer “Día de la rebelión fiscal” cuyo objetivo será que en el lapso de un año se reforme el Código Tributario y se promulgue una ley que reconozca al héroe que sostiene el aparato estatal y el gasto fiscal, una jornada de libertad fiscal donde el contribuyente gana dinero que se queda íntegramente en su bolsillo, también un momento para mostrar a los gobernantes de quiénes dependen sus puestos de trabajo.
El autor es representante del Instituto Libertad Capitalismo y Empresa (ILCE)
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