Ignorancia y mala fe en las redes sociales
Las manifestaciones de ayer en rechazo a los resultados de las elecciones generales del domingo y protesta contra el Tribunal Supremo Electoral por la lentitud en el cómputo final del escrutinio coinciden con la avalancha, en las redes sociales, de mensajes, imágenes, y videos que alertaban de un posible fraude.
La relación inequívoca entre ambos sucesos evoca otras situaciones similares que tuvieron lugar en los últimos 12 meses. Este fenómeno llama la atención por el impacto que puede alcanzar la difusión de informaciones engañosas, mediante medios digitales. Un impacto que solo es posible por la participación activa y acrítica de las personas que reenvían de manera compulsiva los mensajes que llegan a sus cuentas de redes sociales o que encuentran mientras navegan en ellas.
En efecto, ayer en la tarde, en Cochababamba, Santa Cruz y Sucre cientos de personas, especialmente jóvenes se concentraron en lugares céntricos y en las afueras de las oficinas de los tribunales departamentales electorales para manifestar su rechazo a los resultados, hasta ahora parciales, de las elecciones, argumentando que hubo fraude para favorecer al MAS.
Desde la mañana, aparecieron en las redes sociales contenidos que alertaban de un posible fraude electoral, atribuidos a personalidades conocidas de la ciudadanía. Todos eran falsos y sus supuestos autores –un conocido académico y activista de defensa de la democracia y los derechos humanos, y un ingeniero que tuvo una participación destacada en demostrar la manipulación dolosa de los resultados preliminares de los comicios del año pasado– denunciaron en la tarde la impostura de personas anónimas que se hacían pasar por ellos para difundir mensajes falsos.
No es la primera vez que algo así ocurre en el país. Hace exactamente un año y también en los meses de junio y julio –por motivos distintos: elecciones y pandemia–, numerosos mensajes con información falsa fake news circularon por las redes sociales provocando zozobra e incertidumbre en la población.
No existen medios para impedir, de inmediato, la difusión de contenidos falsos y malintencionados en las redes sociales, cuyos efectos pueden generar inquietud y malestar.
La única barrear para contener o mitigar esa intoxicación informativa está en las manos y en la cabeza de cada uno de nosotros: antes de reenviar mensajes sobre temas críticos y de trascendencia social, es necesario cuestionarse sobre su veracidad y verificarla en los sitios web de los medios de comunicación, en un gesto sencillo, rápido e importante para conservar la tranquilidad ciudadana.