América Latina
América Latina es una denominación confusa que abarcaría de México hasta la Antártida; pero se llama América Latina y el Caribe porque en este último hay ex colonias inglesas, para no hablar de la importante cultura africana que nos donó no sólo la etnia sino la cultura y un vasto vocabulario que trajeron los esclavos negros. La cultura estadounidense sería muy parcial sin el blues, el jazz, el rythm and blues, el rock and roll y el rock, entre otros, que son de origen negro.
Es una denominación confusa desde sus orígenes, pues Colón creyó que había llegado al occidente de la India y así se llamó el Nuevo Mundo cuando fue colonia. En 1453, el imperio otomano había conquistado Asia Menor y evitado que los galeones europeos comerciaran con Asia, en especial las especias originarias de la India y otras latitudes. El sitio se infestó de piratas, pero bastaba uno de 10 galeones para recuperar la inversión. Colón concibió el proyecto de llegar a Oriente por Occidente, pues confiaba en que la Tierra fuera redonda, y llegó a una isla que llamó San Salvador.
Aquí surgió el equívoco que le duró hasta la muerte, pues sólo 20 años después, con los viajes de Balboa, que descubrió el océano Pacífico y lo llamó Mar del Sur, más los viajes de Magallanes alrededor del mundo y de Sebastián Elcano, los españoles se convencieron de que habían encontrado un nuevo continente. De esto dio parte un hacedor de mapas llamado Américo Vespucio, y él le dio nombre a este continente en 1505 (Cosmographie Introductio). Muchos intelectuales protestaron porque un oscuro navegante florentino y hacedor de mapas diera su nombre a un continente, que debía llamarse Colona, Colombia o Columbia. Sin embargo, quedó así.
Sobre la denominación de América Latina, se dice que el primero en hacerlo fue el colombiano José María Torres Caicedo, como que en 1862, el Vaticano cambió el nombre del Colegio de América del Sur por Instituto Eclesiástico de América Latina.
El mexicano Fernando del Paso atribuye a Michel Chevalier, consejero de Napoleón III, esta denominación, porque el emperador francés quería convertir las repúblicas americanas en monarquías.
Otros dicen que fue el chileno Francisco Bilbao quien lo usó en una conferencia en París, en 1856, y que de allí lo tomó Torres Caicedo y le dio amplia difusión.
Sin embargo, parece que la atribución a Napoleón III es válida pues envió a Maximiliano de Austria para que reinara en México con la complicidad de una oligarquía nativa. En carta a un general francés, el Emperador justificaba un gobierno estable para fortalecer las colonias francesas de ultramar, que en realidad se reducían a la Guayana francesa y las islas caribeñas de San Martín, Martinica y María Galante. Napoleón III consideraba que debía llamarse América Latina porque las lenguas española, portuguesa y francesa habían nacido a orillas del Lacio, en Roma, donde se hablaba latín. Con ello se ignora la vasta contribución de la cultura africana a la nuestra, pero así quedó y hoy es de uso común referirse a América Latina como una denominación popular y revolucionaria.
El autor es Cronista de la ciudad
Columnas de RAMÓN ROCHA MONROY