Reducir los riesgos
La escalada de los contagios de Covid-19 se acelera casi a diario, desde hace poco más de un mes, y las acciones oficiales, de todos los niveles del Estado, no logran contenerla o al menos mitigarla. Y no solo en Bolivia, sino en prácticamente todos los países del mundo.
Esta situación impone nuevas maneras de encararla, pues la capacidad humana tiene que poder imponerse a la adversidad.
La situación es tan grave que los profesionales de más de 60 diversas sociedades médicas y científicas de La Paz resolvieron “Exigir al gobierno nacional, gobiernos departamentales y municipales se declare de manera inmediata la cuarentena rígida en el país, por estar al borde de un colapso del sistema de salud, mismo que no está en condiciones para encarar este desastre”.
El recurso a un confinamiento rígido, una cuarentena severa como la que se instauró el año pasado poco después de inicio de la pandemia, y durante dos meses, podría frenar el incremento de contagios que se registra en toda Bolivia, es cierto. Pero es prácticamente imposible imponer esa medida.
Imposible, porque la respuesta de la población no será la misma que en 2020, debido a que eso implica la parálisis de las actividades económicas y en la alternativa entre correr el riesgo de contagiarse mientras se trabaja para ganar el dinero necesario para vivir y quedarse en casa sin generar recursos pecuniarios, muchos bolivianos, la mayoría, optarán por el riesgo de la infección.
Aunque ese riesgo implica la posibilidad de la penuria económica en caso de enfermarse, esta perspectiva parece menos temible que la del hambre, propia y la de la familia, o la imposibilidad de pagar deudas y alquileres de vivienda.
Y están también los efectos macro del confinamiento, temibles para un país cuyos ingresos se han reducido drásticamente por la contracción global de la economía y la caída de las exportaciones más lucrativas, las de gas.
No existen modelos para superar esta situación, es cierto. Así, es urgente buscar opciones que modifiquen nuestro cotidiano reduciendo las circunstancias de mayor riesgo. Por ejemplo, las filas para un sinnúmero de actividades: desde inscripciones diversas, trámite de todo tipo, cobros bancarios y hasta para la atención médica.
El Gobierno ha creado un Comando de Incidencias, encabezado por el Ministerio de Salud, y puso en marcha una estrategia de diagnósticos masivos. Pero no es suficiente, se necesita también un Comando de Reducción de Riesgos de Contagio que establezca una estrategia para ello, y la aplique, en todas las circunstancias posibles.
Es tan necesario, como numerosas son las circunstancias cotidianas –y necesarias– en las que el virus se propaga de manera descontrolada y seguro que 2021 será también un año pandémico.