Al asalto del Parque Tunari
Son innumerables las ocasiones en las que, desde este mismo espacio y haciendo eco de las noticias que publicamos, alertamos acerca de la depredación que sufre el Parque Nacional Tunari, y reclamamos por la insuficiente acción de las instancias estatales encargadas del cuidado de esa extensa área protegida, cubierta parcialmente de bosques y hábitat de numerosa especies animales y vegetales.
A los incendios –todos provocados y muchos con intenciones dolosas–, las construcciones ilegales grandes y pequeñas que se edifican sin interrupción y a pesar de los controles, y otras acciones que ya no son novedosas, ahora se suman atentados sistemáticos y arteros para liquidar los árboles de esa área protegida, como se denunció la semana pasada, después de que un ciclista citadino constató los “anillos de la muerte” practicados en la corteza de numerosos pinos en la zona de Tirani, municipio de Cochabamba.
“Los pobres crecieron al lado de una parcela que ahora está recién arada. Imagino que quien los lastimó así, quiere deshacerse de los árboles y así poder expandir sus cultivos”, escribía el ciclista que constató el hecho. Y no se equivocaba, pues los atentados contra los árboles del Parque Tunari, mediante incendios o cortándoles la corteza, tienen ese fin: arrasar terrenos para sembrar, o establecer asentamientos ilegales que luego serán loteados.
En agosto del año pasado, funcionarios del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), hallaron en esa misma zona 48 predios –en total, cerca de tres hectáreas– listos para ser utilizados como terreno de cultivo, dentro de un área que había sido pasto de un incendio en 2019.
“Están habilitando tierras agrícolas, pero no lo pueden hacer porque se trata de zona de preservación del Parque Nacional”, denunciaba entonces el director interino del Parque Nacional Tunari, dependiente del Sernap.
Hace una semana, ese funcionario, que por más de 20 años trabajó “para resguardar la recarga acuífera y el único pulmón ecológico que tiene Cochabamba”, fue destituido por el director ejecutivo del Sernap, mediante un memorando en el que no menciona las razones de su decisión.
Vecinos y activistas alertaron que la destitución se da después de la reunión que sostuvo un viceministro con algunos pobladores y loteadores del área protegida, donde habrían planteado cambiar a todos los guardaparques para reemplazarlos por otros que no vigilen el Parque. Dos días antes de ese despido, personas asentadas por encima de la cota 2.750, límite sur del área protegida, amenazaron a los guardaparques que notificaban a propietarios de construcciones ilegales en la zona.
Definitivamente, las amenazas que se ciernen sobre el Parque Tunari son cada vez mayores, tanto que parece imprescindible una acción ciudadana organizada para protegerlo.