Aguantar, no solo 2 meses
La estrategia gubernamental para frenar el avance de la pandemia está marcada por la urgencia que impone la segunda ola de contagios de Covid-19. Sin embargo, sus efectos serán efectivos en un par de meses, cuando esta nueva oleada esté de bajada y la tercera sea inminente. Así, la acción de las instancias estatales tendría que estar determinada en una perspectiva de largo plazo, pues la evolución del Sars-CoV-2 –como se denomina el virus de esta plaga– es incierta, como lo demuestra lo que está ocurriendo en aquellos países donde el azote llegó antes que a Bolivia.
Son, precisamente, los datos del avance, y remisión, de la pandemia desde inicios del año pasado, en países donde los registros y la información son confiables, los que sustentan lo señalado respecto a la perspectiva temporal que debe tener cualquier estrategia para contener el flagelo del nuevo coronavirus.
En España –uno de los países europeos que con más fuerza sufrió, y sufre, el azote pandémico– entre la primera y la segunda ola de contagios pasaron cuatro meses, mientras que entre la segunda y la tercera, solo dos. Similares tiempos se observan en otros países.
Tomando en cuenta que la evolución de la pandemia en Bolivia, a partir de la llegada del coronavirus, siguió una línea similar a la observada en otros países, es razonable estimar que la tercera ola de contagios nos golpeará a mediados de marzo.
Para entonces, las nuevas cepas del Sars-CoV-2 –especialmente la británica y la brasileña– se habrán propagado aquí, pues la primera ya se detectó en Chile y Argentina y la segunda cune en la Amazonia de Brasil, país con el que tenemos la frontera más extensa.
El Gobierno parece estar ajeno a la inevitable ocurrencia de una tercera ola. Al menos así lo manifestó el Presidente hace tres días: “Nuestra población tiene que tomar conciencia que durante estos dos meses que nos quedan hay que aguantar, fortalecer y reforzar las medidas preventivas contra (la) Covid-19”.
Los dos meses a los que se refería el Jefe de Estado son los que faltan para poder iniciar la vacunación masiva contra la infección. Pero el inicio de esa campaña de inmunizaciones no significa el fin de la pandemia. Y no solo por la inminencia de una tercera oleada de contagios, sino también porque vacunar al 70% de los 11 millones de bolivianos, el mínimo necesario para detener la peste, llevará varios meses. Además, como lo dijo hace seis días la científica en jefe de la OMS, “No vamos a lograr ningún nivel de inmunidad colectiva en 2021” debido a que el despliegue de las vacunas “toma tiempo”.
Así, es evidente la necesidad de que el Gobierno formule una estrategia anti Covid a largo plazo. Una estrategia integral que incluya los componentes sanitarios, preventivos, económicos y de reforzamiento de la vigilancia ciudadana.