Día Internacional de la Educación
Ayer, 24 de enero, fue el Día Internacional de la Educación, declarado como tal por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, en diciembre de 2018, mediante una resolución en la que “invita a todos los Estados Miembros, las organizaciones del sistema de la ONU, otras organizaciones internacionales y regionales y las organizaciones de la sociedad civil” y otras a que celebren esa fecha “de manera apropiada”.
Entre los motivos para instituir un día específico, cada año, dedicado a la educación y celebrar su importancia a escala mundial, la ONU destaca que “El derecho a la educación está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
Y recuerda que “sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos”.
Desde 2020, “la pandemia ha causado la interrupción de la labor de los centros educativos a una escala y con una gravedad sin precedentes. El cierre de escuelas, universidades y otros centros de enseñanza ha afectado a unos 1600 millones de estudiantes en más de 190 países”, constata laONU.
En Bolivia, la pandemia afectó a cerca de tres millones de niños y adolescentes que tuvieron apenas cinco semanas clases presenciales el año pasado. Y aunque algunos establecimientos privados continuaron la formación de sus estudiantes con clases virtuales, estas cubrieron de manera muy parcial la currícula de escolarización.
El inicio del año escolar 2021 está programado para el próximo lunes, 1 de febrero y las clases serán virtuales y a distancia según el impacto del rebrote de la pandemia, en las ciudades capitales de departamento, por ejemplo, mientras que la modalidad presencial será exclusiva de las regiones donde las condiciones sanitarias lo permitan.
Así lo decidió el Ministerio de Educación y es, ciertamente, una disposición razonable. Pero su aplicación no dependerá necesariamente de criterios sanitarios. No, porque el magisterio urbano aún no decidió si acatará esas instrucciones y, existen lugares, como los cinco municipios del trópico de Cochabamba, donde “las clases presenciales se va hacer respetar a buenas o a malas, se puede decir, porque es la determinación que han asumido las bases”, anunciaba hace ocho días el presidente de los Consejos Educativos, de esa región cocalera.
Respecto de las clases virtuales, las autoridades aún no emitieron instructivos específicos sobre su aplicación. Esa situación mantiene una incertidumbre que evoca la misma que vivieron millones de estudiantes en 2020, hasta que ese año escolar fue clausurado.