Propuestas del Mallku
Felipe Quispe, el luchador aimara, murió sin haber recibido asistencia médica mientras su rival de principios de siglo, el cocalero Morales, era atendido en la clínica más cara de Cochabamba, en la que los García Linera tienen acciones.
El primero fue enterrado en su tierra natal, rodeado por sus parientes y seguidores, mientras el segundo recibía un tratamiento “VIP”, con una nutrida junta de médicos y gastos millonarios.
El Mallku había buscado medicinas tradicionales para sustentar su tesis de que la pandemia fabricada en la China no afectaba a los indios, sino solamente a los blancos. Pues el cocalero optó por recibir tratamiento de cara pálida y al parecer ahora está a salvo, mientras que Quispe ha muerto.
El uno había trepado en la política y había decidido incorporar a Bolivia en la transnacional liderada por China, Rusia e Irán, mientras el otro se mantuvo con sus banderas regionales.
Estos dos personajes dominaron la política nacional cuando se estaba gestando el movimiento que provocó la renuncia de Sánchez de Lozada, algo que el cocalero llamaría ahora “golpe de Estado”, si fuera coherente.
El Mallku, como decidió llamarse Quispe, tenía propuestas muy distintas a las del cocalero en aquellos días.
Insistía en aclarar que él no era cocalero. Con orgullo hacía una distinción entre aimaras cocaleros y aimaras no cocaleros, algo que el actual vicepresidente David Choquehuanca parece compartir en sus confusas peroratas sobre la “cosmovisión” indígena.
El Mallku estaba mostrándose ante los bolivianos como un ciudadano que no participa en negocios ilegales, una alusión a la actividad principal del cocalero Morales.
Otra propuesta del Mallku era restablecer la vigencia del Tawantinsuyo, una recomposición geográfica y política que hubiera necesitado el visto bueno de por lo menos cinco países.
Además, la propuesta dejaba a un lado a los territorios bolivianos que no estuvieron comprendidos por el reinado inca.
Eran los días en que los dirigentes que propiciaban las autonomías departamentales eran tildados de “separatistas”, justamente cuando el Mallku estaba proponiendo un desmembramiento de Bolivia.
Desde que el cocalero llegó al poder, el Mallku decidió marcar sus diferencias con el régimen, comenzando por menospreciar a Álvaro García Linera incluso con alusiones sobre incómodas e impublicables intimidades en la cárcel que compartieron por unos pocos meses por sus actividades de terroristas.
Consideraba al cocalero Morales un traidor de la causa de los indígenas y haberse convertido en un agente del narcotráfico internacional.
Eva Copa, la disidente masista que podría ganar con holgura las elecciones para la alcaldía de El Alto, ha decidido convertir al Mallku en su nuevo caudillo.
El autor es periodista
Columnas de HUMBERTO VACAFLOR GANAM