¿Prudente decisión educativa?
Los titulares de la prensa generalmente se nutren de estadísticas perversas y comparativas de la pandemia, del daño a la economía que ocasiona e incluso de la banalidad de la contienda electoral de las subnacionales. La temática de salud es muy importante, y la fatalidad reflejada en cifras cuanto más alarmantes sean, mejor, sirven para concentrar y dirigir la atención de la comunidad.
Pero, ¿quién se ocupa de la educación, específicamente del estado situacional de estudiantes que habían ingresado a primer grado de primaria comunitaria vocacional o transitaron este rumbo al segundo?
Expertos en esta temática, en países que cuentan con sistemas educativos con mayor y mejor servicio, han alertado de daños irreversibles al proceso de adquisición de la lecto-escritura de niñas y niños comprendidos entre los 6 y 8 años, que sólo accedieron a este aprendizaje de manera virtual o a distancia. Esta generación –vaticinan– tendrá de hecho, secuelas que residirán en el futuro, problemas de aprendizaje, dificultad en la continuidad y acceso a la profesionalización. Ratifican que, es mejor retomar procesos educativos directos en la escuela para reponer ciclos formativos y retroalimentar la adquisición-desarrollo del lenguaje como capacidad comunicativa, con el fin de mitigar en esta población magros resultados de competencias lingüísticas.
En nuestro contexto, ¿no habría sido mejor retener la promoción automática en la primaria básica antes que quedar bien de cara a los posibles y calculados resultados electorales? Ya es hora de que la sensatez profesional de los educadores vislumbre y proyecte una respuesta técnica, clara, y pertinente, que subsane esta falencia en las competencias comunicativas y no mostrar un resultado engañoso que, puede ser duro, pero, que es real. La decisión –en todo caso– corresponde a nuestras autoridades. Ojalá, obren con prudencia por el bien de la comunidad.
La autora es maestra de nivel primario, e ingeniera
Columnas de MARLENE CANAVIRI LAFUENTE