Menos plata, el reto mayor para nuevas autoridades
En 44 días, las autoridades electas en los comicios subnacionales asumirán sus funciones y todas comenzarán a poner en ejecución –y/o a formular– sus planes de gestión. Unos planes que seguramente tendrán que ser revisados porque los recursos con los que contarán serán muy inferiores a aquellos de los que dispusieron sus predecesores.
Esa reducción en los recursos de gobernaciones y gobiernos autónomos municipales no son recientes, pues se iniciaron cuando comenzó la desaceleración de la economía nacional debido a la caída de los precios internacionales del gas y de los minerales, principales fuentes de ingresos del Estado boliviano.
Y los recursos provenientes de los impuestos disminuyeron, y muy probablemente continuarán disminuyendo, como consecuencia del cierre de empresas y la reducción de las actividades económicas debido a las consecuencias de la pandemia de Covid-19, cuyos efectos comenzaron en marzo de 2020, y continuarán al menos por dos o tres años más, tiempo estimado para la recuperación de la economía, si no se producen nuevas olas de contagios.
“Los principales recursos (de) los gobiernos departamentales y municipales provienen de la participación de recaudaciones nacionales. Estos ingresos cayeron en un 37% para los municipios y en un 54% para las gobernaciones, entre 2014 y 2020”, constata un análisis de la Fundación Jubileo, con base en datos del gobierno central.
Las transferencias por coparticipación tributaria y del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) son las principales fuentes de ingresos de los municipios. Las gobernaciones reciben su asignación de recursos de regalías, recursos del IDH y coparticipación a través del Impuesto Especial a los Hidrocarburos y sus Derivados (IEHD).
Las recaudaciones propias de departamentos y municipios tienen un menor peso en sus presupuestos, “en 2019 ya registraron una tendencia a bajar y, en 2020, habrían disminuido al igual que las recaudaciones nacionales”, agrega el informe mencionado.
En Cochabamba, la Gobernación cerró la gestión 2020 con un déficit de 459 millones de bolivianos, debido a que recibió menos del 30 por ciento de los ingresos programados. Y las perspectivas para este año, a decir de la gobernadora saliente, son poco halagadoras, pues el nuevo gobernador tendrá que lidiar con la falta de liquidez.
En la alcaldía de Cercado, las perspectivas van en la misma dirección. Y ya existen problemas de iliquidez que se traducen en la demora del pago de sueldos.
Con recursos limitados y expectativas ciudadanas alentadas por sus campañas electorales, “las nuevas autoridades tendrán que hacer verdaderos esfuerzos por mejorar las capacidades de gestión”. Todo un desafío.