Más calidad institucional menos devaneo y corrupción
Los bolivianos llevamos más de 16 años azotados con puras cortinas de humo, tratando de ocultar la ausencia total de calidad institucional, siendo mal administrados e incluso algunos por el trato recibido, pareciera que son considerados como borregos. Si bien se podrá cambiar de pastor de los borregos, nunca llega el gestor útil, eficiente y servicial.
Los bolivianos, en nuestra condición de contribuyentes y administrados, debemos exigir necesariamente una buena gestión a las autoridades y/o servidores públicos, sea cual fuese la línea política que tengan; no más show, no más cortinas de humo para ver cómo nos toman nuevamente el pelo, más que nunca.
Actualmente, en los noticieros, todos los políticos nacionales y algunas exautoridades resaltan la buena gestión que realizan los países anglosajones a nivel policiaco, como Estados Unidos, donde promueven la "competencia justa". Por ende, la "traición a la verdad" y la "falta de transparencia" cometidos dentro de su país acaban siendo investigadas y sancionadas, una muestra de ello, es la investigación penal por el delito de lavado de dinero a la empresa Bravo Tactical Solutions LLC con residencia en Florida, EEUU y los tentáculos que dicha empresa tuvo con una red de sobornos en la venta de gases lacrimógenos y otros pertrechos no letales al Estado boliviano.
La eficiencia demostrada por el FBI es oportuna, y merece un gran aplauso, al extremo que hasta quienes se denominan "anti-imperialistas" en el país han salido a los medios de comunicación para enaltecer y venerar a dicha agencia estadounidense. Mientras tanto, en Bolivia, casos como el Fondo Indígena, llevan más de ocho años sin tener siquiera una auditoria global consolidada, a duras penas existen algunas ínfimas sanciones para algunos en comparación al grave hecho ilícito cometido; y no se ha logrado condenar absolutamente a todos los responsables de un posible daño económico que oscila en casi 200 millones de bolivianos, siendo una vergüenza nacional aquella impunidad, constituyendo un lamentable premio a lo que viene ser la otra pandemia en la región, esto es, la corrupción.
La justicia estadounidense, conforme a sus tiempos, con probabilidad dictará las correspondientes condenas a quienes cometieron el delito de lavado de dinero en su país, dando a Bolivia todo un buen ejemplo sobre eficiencia investigativa, la cual debiera ser imitada en todos los procesos penales que se tiene por delitos de corrupción, evitando el devaneo y la pérdida de tiempo con los shows mediáticos, más aún en estos tiempos, donde no debemos simplemente ocuparnos sino verdaderamente ser productivos de forma íntegra e integral.
Basta de tanta distracción y mediocridad al creer que culpar a los demás u a otras gestiones, es la perfecta excusa estrella para evitar y/o evadir exigencias y responsabilidades propias de los cargos públicos que ostentan, cuando existen tantos casos inconclusos de corrupción al interior del propio país. Al respecto, cabe mencionar solo dos de las actuales mayores crisis que padecemos (en lo inmediato):
1) Salud pública: improvisación total en el manejo del sistema sanitario frente a la Covid-19; gente muriéndose casi a diario por centenas; el dolor y el sufrimiento de la gente sumado al excesivo lucro en algunos sectores de salud aprovechándose de las desgracias ajenas, gente reclamando por la segunda dosis de sus vacunas, el contrabando y la reventa informal de medicamentos, entre otros aspectos.
2) Crisis de confianza institucional generalizada: por ejemplo, solo por citar un par de situaciones: a) las políticas económicas no rinden hasta ahora sus frutos prometidos (al parecer tan solo se enfocan en el endeudamiento y en aguantar "rogando" que pronto "suban los precios de las materias primas" a nivel internacional, para luego salir aduciendo que fueron genios, cuando el posible aumento de precios de materias primas, para nada, es atribuible al propio país); b) la administración de justicia y su espeluznante caída al vacío, denotando una omnímoda falta de respeto a su independencia. Ya no cumple debidamente la función de contener al poder punitivo, por lo tanto, ya todo pareciera que carece de sentido, al haber dejado de ser el generador de certidumbre y de confianza ciudadana para convertirse en su opresor o en su gran tragedia y desventura.
Con todo ello, ya es hora de que tanto administradores como administrados, debamos dejarnos de ocuparnos simplemente en los pasatiempos y, por el contrario, seamos productivos auténticos en todos los ámbitos basados en los principios éticos morales consagrados en la Constitución boliviana (Art. 8).
El autor es asesor legal empresarial y abogado de litigios
Columnas de CIRO AÑEZ NÚÑEZ