Arce, con la tabla de valencias en la mano
La vacuna no inmuniza. La vacuna previene, pero no evita el contagio, aunque si llega a darse, es, definitivamente menos dañino, de manera tal que, está lejos de terminar con la pandemia porque, como la política boliviana, el coronavirus tiene variantes y cepas que van mutando permanentemente, de modo que no creo que el Presidente logre salvar su gestión con la llegada de seis millones de vacunas chinas que, por la “relación estratégica” que representamos para China, según lo declarado por el embajador Huang Yazhong, nos pueden costar “la tabla de valencias completa” a los bolivianos, es decir, litio, sodio, potasio, hierro, manganeso, zinc, berilio bario, oro, plata (¿estroncio también? Si tenemos, a lo mejor).
Vamos en serio, Arce Catacora ensayó un discurso tratando de bajar el tono confrontador que caracteriza estos meses que lleva en el gobierno y decidió, no sólo anunciar una cantidad importante de vacunas –seis millones de los más de 23 millones que anunció desde diciembre del año pasado (que se quedaron en el camino de la propaganda), sino actuar con buen tino, bajando la edad de los beneficiaros del “líquido de la esperanza” a 18 años. Esto último lo vengo sugiriendo desde hace tiempo, pero no creo que lo haya hecho para que yo deje de molestar, sino porque él tiene inteligencia suficiente para darse cuenta de que mientras más jóvenes, más posibilidades de contagio porque ellos salen a la calle más que los mayores. Sugiero pensar en bajar la edad a siete años porque en nuestro país ya superan el par de miles los niños contagiados, aprovechando que la oferta del embajador Huang, fue “hacer llegar más vacunas, si hace falta”. Ya se vacuna a los niños en algunos países, Chile, sin ir muy lejos.
Y con ese discurso, que estaba llamado a “bajar tensiones políticas” y que podrá tener varias “aristas” que no cuadran ni cierran del todo, uno tiene que preguntarse necesariamente “cuál Arce” es el que nos gobierna... si este “Arce de todos”, que anuncia vacunas (esperemos que lleguen a tiempo y en cantidad), convocando a la “unidad como sociedad”, o...
El “otro Arce”, el del cotidiano, el confrontador, el que quiere poder a toda costa, el que “asalta el Poder Electoral” y cambia vocales en función de su necesidad política de controlar el espacio electoral, violentando varios artículos de la Ley Electoral y la propia CPE, sabiendo que el tiempo de permanencia en el cargo, salvo, renuncia o faltas graves o sentencia ejecutoriada, es de seis años, pero, él decide mostrar el poder del MAS y se manda una “evada” y retorna a los TDE a varios que ya estuvieron y “mostraron lo que son capaces de hacer en servicio de su partido”. Lo peor de todo es que esto no tiene que ver con “caprichos o para mostrar que puede”, sino porque pretende proteger el Padrón Electoral de cualquier revisión, porque ahí se puede ver más en profundidad el fraude de 2019 y vaya uno a saber qué más.
Arce decidió confrontar más allá de un discurso que convoca a la “unidad como sociedad” y lo demostró en los Yungas paceños, donde dijo: “Aquí, todos los alcaldes se visten de azul, aquí está su gobierno para continuar haciendo obras. Si los Yungas se han pintado de azul, azul van a venir las obras, hermanas y hermanos”. En ese momento, se muestra como el presidente “de la parte” y no del todo y el mensaje se diluye en dos días, seguramente porque no fue más que una puesta en escena que alguien escribió y él repitió sin entender muy bien lo que decía. Más allá de lo que el lenguaje textual diga, por más ensayado que haya sido (tuvo un retraso de más de una hora en salir, parece que le cuesta aprender), el lenguaje gestual no lo acompañaba, pero eso se irá corrigiendo, en la medida que haga otro discurso. Es actuación simplemente y cualquiera aprende.
Arce es un técnico que no ha sido el más brillante de su generación; no se le conoce una tesis, un trabajo distintivo, no destacó como empleado del Estado donde estuvo tantos años, o en la universidad donde da clases desde hace rato. Arce era y es un economista que hace lo que le dicen y, si hay plata puede hacer que las cosas estén bien o que al menos se mantengan, pero si no hay, está en problemas. Ahora mismo tiene una tremenda dificultad para conseguir 3.000 millones de dólares por la colocación de bonos soberanos que, por la pandemia, tienen un 8 a 10% de interés y eso es muy caro, por lo que va a tener que ir al FMI a tramitarlos, pero allá, en esa institución de referencia internacional, saben que su Gobierno “judicializó” la asignación de derechos especiales de giro que hicieron al Gobierno de Jeanine Áñez (abusaron y encarcelaron a Carlos Schlink), con lo que han puesto en la misma situación al Fondo que les facilitó el mismo mecanismo del que sacaron plata en las mismas condiciones en 2009, sin pasar por el Parlamento. Pero estamos en la época del “haz lo que digo, no lo que hago”. Con relación a la economía, resta saber qué irá a hacer, pero, ese, tampoco es el presidente que la gente desea.
El presidente Arce no es político. A las claras se ve que es torpe políticamente. Más allá de la necesidad que tiene de mostrarse políticamente, lo cierto es que ese no es su perfil, por lo que sus asesores debieran recomendarle que mire la totalidad, que no sea uno más de” la parte”; estamos en democracia y los presidentes están obligados a atender a todos, a los cañeros (y el etanol) a los algodoneros, a los que sufren las invasiones a sus tierras, en fin... al país... se trata sólo de eso.
No debe ser tan difícil, ojalá lo piense mientras descubre qué otros elementos tiene la tabla de valencias para “cambiar por vacunas”.
El autor es periodista
Columnas de CARLOS FEDERICO VALVERDE BRAVO