América Latina: ¿Región enferma?
La semana pasada ha mostrado que se agrava, junto a una muy peligrosa pandemia, la carencia de libertad, de democracia y de respeto a los derechos humanos. Es cierto que muy pocas veces el subcontinente fue gobernado con respeto a los principios democráticos; pero lo que está sucediendo ahora es particularmente preocupante: el avance de los populistas de extrema izquierda, coincidente con la advertencia del venezolano Diosdado Cabello de que se preparaba una brisa “bolivariana” que se convertiría en tempestad.
No se pueden ignorar los graves disturbios en Colombia, impulsados por una guerrilla comunista y la poderosa mafia del narcotráfico unida con grupos guerrilleros extremistas, algunos en territorio venezolano.
Otro caso preocupante: La negativa de las autoridades electorales del Perú de validar el fraude montado en las recientes elecciones presidenciales por grupos populistas, y los nuevos brotes de la guerrilla más cruel en el continente: Sendero Luminoso.
No deja de ser preocupante que la izquierda chilena, con la participación de populistas extremistas, haya ganado en las elecciones para elegir a quienes redactarán una nueva Constitución.
Argentina, a la que se le reconoce un pasado democrático y próspero, se debate en la crisis más larga y desastrosa de su historia, agravada ahora por el dúo que frecuentemente no coincide políticamente: Fernández de Kirchner-Fernández. Ella muy cerca del extremismo y el otro, con una imprudencia imposible de justificar en un mandatario.
En este grupo, el Gobierno de México muestra las preferencias populistas de su presidente engolosinado con el poder, que abandonó el Grupo de Lima que busca una salida honorable a la grave crisis de Venezuela.
Los casos más notorios son los violentos gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Es conocido el afán de perpetuarse en el poder, del ahora presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que no vacila en reprimir violentamente a su pueblo dejando heridos y muertos. Es más: ha llegado a arrestar a todos los candidatos presidenciales de la oposición.
Sobre Cuba habría mucho que decir. Los cubanos sufren más de medio siglo del comunismo depredador que ha fracasado. Recuérdese que Fidel Castro lo reconoció a un periodista estadounidense.
Y lo último: el reciente asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, aumentando así el número de las muertes violentas de mandatarios en el continente.
Bolivia es ejemplo de cómo un régimen populista se aferra al poder. No hay, ahora, graves enfrentamientos, pero el gobierno populista de Luis Arce Catacora se ha empeñado en usar la administración de justicia, impuesta en el gobierno de Evo Morales, para enjuiciar y apresar a políticos opositores. Un caso muy grave es el ilegal y abusivo apresamiento de la expresidenta Jeanine Áñez, que solamente cumplió con su deber constitucional de asumir la presidencia y llamar a elecciones. Además, hay una dramática falta de eficiencia e moralidad política del gobierno del MAS. Siguen las detenciones ilegales, las injustas batallas judiciales y las declaraciones imprudentes, creando crecientes y peligrosas tensiones en el país.
El autor es exembajador de Bolivia
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