Economía y engañosas comparaciones
El Ministro de Economía y Finanzas Públicas asegura que la economía del país está mejorando, y para sustentar su afirmación exhibió ayer una serie de cifras de diversas variables económicas que muestran diferencias positivas comparadas con sus similares del año pasado. Aunque no todas, pues hay especialmente una que muestra un sensible descenso: los ingresos provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).
Esos datos merecen dos reflexiones que se inscriben en los referentes temporales de las comparaciones, en el primer caso, y en las previsiones hacia el futuro inmediato, en el segundo.
"Nosotros estamos mostrando números concretos, efectivos de que la economía está mejorando", aseguraba ayer el Ministro al exponer esas cifras que, comparadas con las del año pasado, muestran sin duda mejoras en la inversión pública –ejecutada y programada–, la actividad de los sectores económicos, especialmente la minería y la construcción, la redistribución de ingresos y otras variables.
Entre ellas se destaca la relativa al crecimiento del Producto Interno Bruto, proyectado para este año, y que varía entre 4,7 y 5,1% según la entidad: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Más allá de las proyecciones, lo que se constata de la marcha de la economía este año muestra también cifras alentadoras, como lo evidencia el Índice Global de la Actividad Económica (IGAE), “un indicador que muestra la evolución de la actividad económica del país, con periodicidad mensual (…), cuyo objetivo es el de proporcionar una estimación de medición del comportamiento de la actividad económica en el corto plazo”, explica la página web del Instituto Nacional de Estadística.
El Ministerio de Finanzas informa que el IGAE, destaca un incremento de 5,3% estimado hasta abril de 2021, en comparación al -7,5% registrado en abril de 2020.
Es esa comparación que merece una necesaria reflexión acerca de cuán justificado es el optimismo del Gobierno sobre los resultados económicos de su gestión. Y lo es porque los indicadores actuales serán de manera inevitable mejores que los del año pasado, cuando casi todo el aparato productivo del país estuvo totalmente paralizado debido a la cuarentena rígida impuesta por la emergencia sanitaria de la pandemia, aquí y en buena parte del mundo.
Esa realidad evidencia que es muy razonable relativizar las expectativas acerca del crecimiento real de la economía boliviana y de sus proyecciones.
Respecto de las cifras negativas, cabe preguntarse cómo piensan enfrentar sus consecuencias los directos afectados. De manera específica, se trata de los ingresos del IDH que muestran un descenso del 28% entre enero y junio de 2021 en comparación a similar periodo de 2020.
El impacto de esa disminución afectará a las gobernaciones, gobiernos autónomos municipales y universidades públicas, cuyos presupuestos para este año tendrían que haber sido reformulados hace meses.