Yassir y Tonchi
Las detenciones irregulares, abusos y atropellos contra Yassir Molina y Mario “Tonchi” Bascopé, no son casualidad. Son parte de una estrategia.
Ellos representan a quienes evitaron que los cocaleros y su Secretario Ejecutivo, tomen el departamento que siempre quisieron controlar y nunca pudieron. Por eso es tan importante para el MAS el control de los tribunales departamentales, es el plan B cuando pierden en las urnas.
La participación de Yassir Molina y Mario “Tonchi” Bascopé en la Resistencia Juvenil Cochala, tampoco es casualidad. Es producto de lo que pasó en los últimos quince años en Cochabamba, desde que el MAS llegó al poder.
El 11 de enero de 2007, Cristian Urresti, el joven mártir de la democracia –como lo denomina Mauricio Aira en su columna del 11 de enero de 2019–, fue asesinado con saña durante los enfrentamientos entre vecinos de Cercado y centenares de cocaleros que tomaron, primero la plaza de las Banderas, luego la plaza Principal y luego la Prefectura, pidiendo la renuncia del entonces prefecto Manfred Reyes Villa. Los vecinos salieron a las calles en su defensa, tal vez no por ser Manfred, sino porque fue decisión de la mayoría de los cochabambinos que sea prefecto.
Dos muertos y centenares de heridos. Así reflejaba la prensa ese triste momento: "Me siento humillado, derrotado y pido perdón a Dios por no haber podido evitar el enfrentamiento", dijo hoy el arzobispo de Cochabamba, monseñor Tito Solari, cuyas palabras resumen la impotencia de la ciudadanía y de los mismos sectores movilizados”. (https://www.noticiasfides.com/nacional/sociedad/guerra-por-la-prefectura...)
¿Se acordará de eso Manfred, el actual alcalde? ¿Estará haciendo algo para apoyar a Yassir y a Tonchi?
La decisión de los jóvenes en Cochabamba en octubre-noviembre de 2019, miles de jóvenes, no solo Yassir y Tonchi, fue la misma que tomaron 12 años antes otros jóvenes frente a los ataques, cercos y bloqueos cocaleros; fue lo mismo que hicieron sus abuelas y sus mamás en 2009, cuando salieron de sus casas para hacer control electoral en el Referéndum Constitucional, cuando hicieron campaña por el No a la nueva Constitución, la de la Asamblea Constituyente que nunca tuvo una sesión plenaria, la que se trasladó al cuartel de La Glorieta, en Sucre, luego a Oruro y acabo siendo negociada en el Parlamento.
No es lo mismo vivir en el Cercado de Cochabamba, que vivir en cualquier otro punto del país. Vivir en el cerco permanente, vivir en el asedio permanente, vivir con la ciudad tomada cada vez que se le antoja a los cocaleros.
El castigo a Yassir y Tonchi tiene un objetivo adicional: meter miedo para que nadie tenga la osadía de volver a levantarse contra el abuso de poder, para que los jóvenes tengan miedo de salir a las calles, para que las mamás y las abuelas no salgan a las calles y no dejen salir a sus niet@s.
No se olviden que en más de una oportunidad Álvaro García Linera dijo: ya tenemos el gobierno, ahora hay que tomar el poder. Para el MAS, tener el poder pasa por tener el control de la calle, por controlar las movilizaciones.
El momento en que l@s ciudadan@s tomaron la calle en 2019, es cuando en el MAS se dieron cuenta de que habían perdido el poder, sin golpe, antes de que se ponga en evidencia el fraude, antes de la renuncia.
Por eso necesitan escarmentar a los jóvenes, para transmitir el mensaje: no se te ocurra oponerte, menos en la calle, porque si lo haces, si me quieres quitar de nuevo el poder, te voy a reventar. Es muestra de debilidad, no de fortaleza.
La autora es analista política
Columnas de JIMENA COSTA