Bolivia: Bonos sociales y evidencia internacional
El sociólogo Robert K. Merton, padre del premio Nobel de Economía Robert C. Merton, estudió el curioso fenómeno de los descubrimientos simultáneos en la ciencia realizados de manera independiente, tales como el cálculo por Newton y Leibniz o la teoría de la evolución de las especies por Darwin y Wallace. Para Merton, los descubrimientos simultáneos provienen de sociedades que han acumulado stocks de conocimientos similares y que cuentan con individuos lo suficientemente capaces de notar el descubrimiento más rápidamente que otros científicos de su tiempo.
Aprovecho la referencia sobre los descubrimientos simultáneos para referirme a la interesante y reciente aparición, en periodos de tiempo muy cercanos, de trabajos científicos publicados en revistas académicas internacionales sobre los bonos sociales en Bolivia. En concreto, se han publicado estudios sobre los efectos del bono Juana Azurduy, del bono Juancito Pinto y de la Renta Dignidad que quisiera comentar brevemente en este artículo.
Empecemos por el bono Juana Azurduy. Una publicación de enero de este año encuentra resultados sumamente positivos del bono, entre ellos, un aumento de hasta 15% en la tasa de supervivencia de los niños, una disminución de 8 puntos porcentuales en los nacimientos de bajo peso en las áreas urbanas y una reducción de 6 puntos porcentuales en las probabilidades de anemia infantil en las áreas rurales. Además, este bono aumentó la posibilidad de que las madres lleguen a completar cuatro controles prenatales, sean atendidas en el parto en un centro de salud y que luego de dar a luz, visiten con mayor frecuencia al médico con sus niños y que éstos reciban sus vacunas.
Por último, uno de los resultados más destacables del bono Juana Azurduy en este estudio son los bajos costos de implementación del programa con relación a sus resultados. Utilizando las guías de costo-efectividad de la Organización Mundial de la Salud, los autores estiman que este bono Juana ha resultado ser altamente costo-efectivo, convirtiéndolo, según ellos, en una interesante alternativa de política que podría replicarse en otros países.
En relación al bono Juancito Pinto resaltan dos estudios recientes. El primero reporta un aumento de 5% a nivel nacional en la probabilidad de inscripción escolar. Asimismo, al momento de comparar los resultados según área geográfica y género, se demuestra que el bono elevó la probabilidad de inscripción escolar en 10% en el área rural y en 8% en el caso de las niñas a nivel nacional. Por otra parte, considerando que el monto pagado no llega a ser un reemplazo al ingreso, este estudio indica que el bono no tuvo impactos en reducir ni aumentar el trabajo infantil en el país.
Un segundo estudio, de febrero de este año, sobre el bono Juancito Pinto es quizá más interesante. En él se encuentra que el bono aumentó en 9 puntos porcentuales el empleo de las madres de aquellos niños que reciben el beneficio. ¡Sí, el empleo de las madres! Ello se explicaría por el alivio a las restricciones de recursos financieros que enfrentan las madres, quienes, gracias al bono, señala el autor, pueden autoemplearse e invertir más en sus negocios. Además, según el estudio, el bono reduce el número de horas excesivas trabajadas por los padres.
Estos son sin duda resultados sorprendentes y positivos debido a que el bono Juancito Pinto en su diseño contempló, principalmente, el objetivo de evitar la deserción escolar y no precisamente incidir en el empleo de los padres de los niños beneficiarios.
Finalmente, un estudio publicado en mayo pasado muestra el importante papel que desempeñó la Renta Dignidad durante el periodo más crítico de la pandemia, en 2020, al incrementar en 25% la capacidad de los hogares con personas de la tercera edad para contar con alimentos suficientes, y disminuir en 40% la probabilidad de pasar hambre en el hogar. Este hallazgo resalta la relevancia de la Renta Dignidad en el país para hacer frente a crisis, tal como la actual, provocada por la pandemia de Covid-19.
Como ciudadanos esperamos que las políticas del gobierno funcionen. Es previsible ser críticos cuando esto no sucede, pero también es justo reconocer el trabajo de las autoridades cuando se alcanzan buenos resultados; la revisión de los estudios recientes publicados en revistas académicas internacionales sobre los bonos sociales en Bolivia apunta a lo último.
El autor es economista
Columnas de RODRIGO GONZALES ZUAZO