Reelección, fraude, golpe y mentiras
No hay letra más profética que la del tango Cambalache, aunque a estas alturas haya fallado, porque exceden 21 años del siglo XXI y nada, seguimos en las mismas arenas movedizas que pareciera que llevan el planeta Tierra al precipicio.
Bolivia está cerca de media docena de días en que la “pepa” de más relevancia es el insulso tira y afloja entre fraude y golpe politiquero. La reelección mutó a una farsa con tramas de fraude y pese a una valoración internacional de que no existe justicia en el país, la juntucha “originaria” amenaza con juicios. A los astutos “pobrecitos” no les alcanzan chantajes de liberación tributaria, contrabando impune, narcotráfico generalizado y arengar de que “ahora les toca” el turno para robar. Para colmo, el Gobierno anuncia que no importarán más vacunas, ni de limosna.
En un Estados Unidos agobiado por megaincendios forestales, brota la violencia entre grupos que quieren las vacunas contra la Covid-19, mientras asoma el lavaje cerebral para un pinchazo adicional que refuerce los dos primeros; su demagogo “Flautista de Mar-a-Lago”’ seduce a los ratones al despeñadero desdeñando vacunarse.
Como si tal carga fuera nimiedad, en Bolivia reeligen al rijoso pedófilo y abusivo ladrón, y ojalá que en el vecino Perú, no resulte otro el nuevo mandamás de sombrero grotesco a título de “originario”. Pese a malgastar lo que podría haber curado la Covid-19, en blitzkrieg de colapso de sus soldados y la fuga cobarde de su presidente, Estados Unidos es derrotado por unos andrajosos talibanes. ¿Que no querían cambiar el modo de vida de Afganistán?, declara un tibio Biden, quizá queriendo quedar bien con Dios y con el diablo. ¡Repatrien a sus empresas de hamburguesas y que se jodan sus desempleados nativos! ¿Será que el próximo concurso de Miss Universo, propiedad de Donald Trump, exigirá hiyab con ventanita cuadriculada, para descontento de adeptos a los bikinis?
Si en Estados Unidos se trató a la Covid como un resfrío común, y empezando por un prorroguista expresidente solo se ha vacunado a la mitad de su población, Bolivia depende de las migajas caritativas para vacunar. El “todos o nada” del éxito contra una pandemia mundial se ha convertido en una muestra más del egoísmo humano y de los abismos entre pobres y ricos.
Ni quita el sueño a los bolivianos, y no se reclama el cambio de prioridades entre un malgasto de milicos de paso de parada y “originarios” de Máuser, y el sector salud que es el que importa. Los talibanes en Afganistán prevalecieron ante los portaviones nucleares y los forzudos soldados de Estados Unidos, con fanatismo religioso y comer en el suelo con la mano. Vietnam, Irak y Afganistán marcan el ocaso de una potencia y el albor de otra, mientras el planeta Tierra se ahoga en el deterioro ambiental.
¡Qué cambalache en este mundo de porquería!, porque si unos no quieren, otros no pueden.
Me late que la única inmunidad de rebaño que se logrará en el planeta es la de la estupidez. Si el ser humano no fallece boqueando con la Covid, el mundo se suicidará por su basura ambiental. Parecen opciones diferentes, pero es lo mismo de lo mismo: reelecciones, fraude, golpe.
El autor es antropólogo, win1943@gmail.com
Columnas de WINSTON ESTREMADOIRO