Covid: 3 millones de vacunados
La reducción sostenida del número de contagios de Covid-19, enfermos graves y fallecidos por causa de ese mal, en Bolivia y en todo el mundo, demuestra cómo las vacunas están cambiando el curso de la peor de las pandemias que ha enfrentado la humanidad desde que se tiene registro de estas crisis sanitarias a gran escala.
En nuestro país, hace 13 semanas que se registra una desescalada de la pandemia y Cochabamba ingresó a un “umbral de seguridad” hace poco más de dos semanas con un promedio de 50 casos por día, según datos proporcionados por el Sedes.
Y, hace una semana, Bolivia logró superar la barrera de los 3 millones de personas que se inmunizaron con la primera y segunda dosis contra el coronavirus.
Esa relación entre el creciente número de vacunados y la disminución de contagios ocurre en todo el mundo. Pero, al igual que en otros países, existen quienes se resisten a ser vacunados, eso por diversos motivos: duda sobre la eficacia del inmunizante, temor resultante de información fantasiosa que circula en las redes sociales o el argumento de que las vacunas, para ser seguras, necesitan un periodo de varios años de investigación y pruebas.
Este argumento se derrumba al considerar que jamás en la historia hubo un despliegue de recursos humanos, tecnológicos y financieros como el suscitado por la urgencia de frenar la pandemia del nuevo coronavirus que, el año pasado, paralizó todo el mundo, durante meses.
Ese esfuerzo tuvo éxito. Y quienes se resisten a creer que las vacunas contra la Covid cumplen su cometido y son seguras tendrían que considerar una realidad inobjetable: la mayoría de los enfermos de Covid ingresados en unidades de terapia intensiva (UTI) no estaban vacunados o sólo habían recibido la primera dosis.
En Cochabamba, hace dos semanas, el porcentaje de no vacunados, o a medias, en las UTI era de alrededor del 80 por ciento. En Santa Cruz, hace dos meses, esa proporción llegaba al 91 por ciento. Y no hay un solo país del mundo donde no se haya dado ese fenómeno.
La vacuna puede no evitar el contagio, pero sí que la enfermedad se agrave en el contagiado y, en consecuencia, disminuye el riesgo de una internación en UTI —con todas las complicaciones físicas, afectivas y económicas que eso implica— y de muerte.
El suministro de vacunas ha alcanzado en Bolivia una regularidad que asegura la continuidad de la campaña de vacunación masiva. Pero la desinformación y los temores infundados de mucha gente está impidiendo que lleguemos a la proporción necesaria de vacunados, 7,1 millones de mayores de 18 años, para conseguir la inmunidad de rebaño.
Es de esperar que las instancias estatales subnacionales se activen para conseguir esa meta.