Don Werner
“No leer lo que Bolivia produce es ignorar lo que Bolivia es”, repetía como loro don Werner Guttentag, fundador de la editorial Los Amigos del Libro, en Cochabamba, hace más de 75 años.
Apostó por un rubro difícil. Llegó a editar más de 500 títulos e hizo un gran aporte a la literatura boliviana.
En la ciudad de La Paz, entre los libros más buscados de su editorial estuvieron la Colección jurídica Guttentag, Geopolítica del mar, parte de la colección Bolivia y el mundo; e Historia de Bolivia, de José Fellman Velarde.
A pesar de la piratería, esta editorial sigue innovando con sus publicaciones que son presentadas en las ferias de libros. Sus hijas quieren mantener vivo el sueño de su papá y buscan más lectores.
Pareciera una labor sin buen final. Nos quejamos a diario de que nadie lee. Y que los estudiantes son cada vez más “burros”. Justo hoy, 21 de septiembre, que se celebra el día del estudiante, la primavera, la amistad y el amor, viene a cuento reflexionar si es verdad o no que los estudiantes son cada vez más burros y leen cada vez menos.
Probablemente la respuesta no sea fácil. Y haya más de una verdad oculta detrás de afirmaciones hechas a priori. Las frías cifras indican una alta tasa de alfabetización en Bolivia (92,46%), pero también dicen, según el Índice de Desarrollo Humano, que en Bolivia la gente no lee. Las estadísticas indican que solo tres de cada cien bolivianos leen dos libros al año.
Son pocas las personas que no leen, por falta de tiempo o de ganas. Piensan que no tiene sentido habiendo otras opciones de entretenimiento o que los libros no están hechos para ellas. Sin embargo, leer hace que pensemos mejor, ordenemos nuestras ideas y seamos capaces de plasmar un buen mensaje. Así lo enviemos por WhatsApp.
Quien tiene mucho que decir y lo puede resumir en tres líneas, sintetizando su pensamiento, puede tener más y mejores habilidades comunicativas. Por ende, será un mejor profesional.
Leer previene la pérdida de memoria y retrasa el envejecimiento mental. Mejora la escritura, aumenta el vocabulario, y mejora la comunicación.
Así que hoy, Día del Estudiante, no sólo será fácil quejarse diciendo que “nadie lee y son todos cada vez más burros”, sino pensar en ¿quién es el Werner de hoy en día? ¿Será el Quijote que está luchando contra los molinos de viento, esperando sentado a que alguien compre un libro editado y escrito por un boliviano, o somos todos y cada uno que apostemos por la lectura y lleguemos a entender, de una vez por todas a este país llamado Bolivia?
La autora es periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER