Periodistas en riesgo
“Nunca antes había sido tan difícil ejercer el periodismo en Bolivia”, constata —confirmando “la opinión unánime que expresaron profesionales con extensa trayectoria”— el Informe sobre los hechos de violencia y vulneración de los derechos humanos ocurridos entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre de 2019 del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), hecho público hace más de un mes.
Han pasado casi dos años del convulsivo periodo que vivió el país antes, durante y después de las fallidas —por fraudulentas— elecciones de 2019, y los periodistas continúan siendo objeto de agresiones en el desempeño de su trabajo. En menos de una semana, cinco trabajadores de la prensa han enfrentado situaciones de riesgo en su trabajo.
El primero de esos sucesos ocurrió cuando los encargados de la seguridad del presidente del Estado arremetieron contra un fotógrafo del periódico El Deber que intentaba fotografiar a Arce en el momento que perdió un zapato en la Feria Internacional de la capital cruceña. Le impidieron realizar su trabajo y lo llevaron a empujones hasta un rincón. La afortunada aparición de un camarógrafo de televisión disuadió a los guardaespaldas de continuar con su abuso.
El lunes, en Cochabamba, supuestos partidarios del alcalde agredieron a un periodista del diario Opinión cuando filmaba cómo maltrataban a otra persona en aparente estado de ebriedad a la que echaron de un espacio público.
Ayer, en La Paz, dos corresponsales de la agencia internacional de noticias Reuters fueron afectados por los gases lacrimógenos y una explosión, en la zona de Villa Fátima y tuvieron que ser evacuados por sus colegas.
Más tarde, un periodista de Página Siete fue atacado por una decena de policías antimotines cuando cubría los conflictos entre cocaleros. Sometido por la fuerza, aunque no se resistía, le echaron gas irritante, lo enmanillaron y se lo llevaron en calidad de detenido. Estuvo cinco horas en dependencias policiales, antes de ser liberado.
Esos sucesos corroboran y actualizan la constatación del GIEI. E inquietan al gremio. Tanto más cuanto a fines de agosto, varias autoridades del Poder Ejecutivo expresaron su descontento con la cobertura realizada por Los Tiempos, El Deber y Página Siete del desempeño de la misión del Gobierno en la reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA. Eso, por la marcada diferencia entre la información publicada en esos diarios y la difundida por los medios estatales.
Ayer, dos autoridades del Gobierno aseguraron que el trabajo de la prensa está garantizado. Ojalá sea así y que se aplique la recomendación de GIEI, de “reforzar las garantías institucionales, administrativas y judiciales para proteger la libertad de prensa y el ejercicio libre y seguro de la actividad periodística”.