Qué te hace ser más boliviano
Hace unos días, en Bolivia fuimos testigos de una provocación que tuvo como protagonistas a un ministro, al presidente del Estado en ejercicio, al gobernador del departamento de Santa Cruz y a una bandera.
La situación se dio precisamente en el festejo a Santa Cruz por su efeméride departamental. El resultado final es incierto y probable, aunque suene contradictorio.
Primero porque no se sabe cuáles serán las consecuencias judiciales finales y el segundo resultado es obvio y probado: Bolivia está polarizada.
Ambos bandos creen tener la razón. Ambos sectores explican que esa bandera sí y no los representa. Pero más allá del poder detrás de este y de cualquier otro símbolo, ¿qué es lo que se esconde?
Haciendo a un lado el evidente hecho de que esa y cualquier bandera ondeante al viento en territorio boliviano están hechas en China y no en una hilandería nacional, hay varias preguntas que no tienen que ver si una tela con ciertos colores te hace más o menos boliviano, o portar alguno de los otros símbolos patrios te hace más o menos boliviano.
¿Eres más boliviano en un desfile, o eres más boliviana cuando no tiras basura a la calle, o cuando impides incendios?
Además de este interrogante y dejando de lado el debate sobre si ese símbolo te representa o no, ser boliviano no está en los colores, en el Himno, o en una fecha, aunque los cientos de horas cívicas vividas en el colegio te hagan creer que eso es civismo.
Ser boliviano va por otro lado.
Te dejo la pregunta abierta para que tú la respondas, pero mientras este debate es trending topic la Chiquitania arde, y flora y fauna que nos hace únicos se queman por la voracidad ganadera y agrícola; el contrabando hormiga se pasea por las fronteras a vista y paciencia de guardias fronterizos, luego ingresa al territorio boliviano y, encima de todo, a esos criminales se los defiende a título de que son pequeños comerciantes y “héroes que no pagan impuestos”.
Ni qué decir de la cantidad de leyes que se vulneran día a día en calles, tribunales y empresas, donde esos símbolos patrios, que juramos proteger y defender, son pisoteados por intereses particulares.
El problema no está en la whipala, el patujú, o en la tricolor, sino en la intención con que usas estos símbolos.
Te dejo la pregunta abierta par que tu respondas en primera persona ¿qué me hace boliviano?
No es tu lugar de nacimiento, ni cuán fuerte cantas el himno nacional, ni cuán bonito bailas caporal el fin de semana.
Es, creo yo, construir una mejor sociedad, un mejor ambiente, y una mejor calidad de vida.
La autora es periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER