Inteligencia del MAS
La información hecha pública ayer en la mañana por el Ministro de Gobierno respecto de un plan para asesinar, hace un año, al entonces candidato presidencial del MAS y actual presidente del Estado suscita cierto impacto, alguna reflexión y una inquietud.
La autoridad encargada de la seguridad interna del país asegura que dos días antes de las elecciones generales de 2020, llegaron al país cinco sujetos extranjeros para ejecutar a Luis Arce Catacora. Algunas de esas personas están involucradas en el asesinato del presidente de Haití en julio de este año.
El Ministro afirma que su presencia en el país respondía al propósito criminal que les atribuye en base a grabaciones de audio de un exministro conversando acerca de una supuesta contratación de mercenarios para actuar en Bolivia.
El mitigado impacto de esas declaraciones resulta de la oportunidad elegida por el Ministro para informar de un posible plan cuya única “evidencia” es que no se concretó y que se hace público justo cuando el Gobierno enfrenta conflictos por una ley cuestionable y un proyecto de ley que retiró de su tratamiento en el Senado debido a la presión ciudadana y especialmente de varios sectores que en principio son afines al MAS, la pérdida de popularidad y confianza que afecta a la imagen del Presidente, según varias encuestas, el entramado del caso “golpe de Estado” que parece tambalearse y el lío de Adepcoca .
Una noticia como la anunciada por el Ministro, en ese contexto, provoca la inevitable reflexión acerca del propósito de hacerla pública tres días antes de que tengan lugar las movilizaciones, en todo el país, de gremiales, transportistas y otros sectores que exigen la abrogación de la ley de estrategia contra el lavado de dinero.
Esa reflexión y la lejanía temporal con un supuesto y difuso plan que no se ejecutó convierte a la noticia en una cortina de humo, y le quita cualquier efecto de inquietud por el posible riesgo que habría podido existir para Luis Arce.
Lo que inquieta es la revelación, al parecer involuntaria, acerca de la existencia de “grupos de inteligencia” del MAS, a los que el Ministro se refirió al menos cuatro veces en su conferencia de prensa de ayer. Inquieta, porque en cualquier país del mundo los cuerpos de inteligencia, que acopian de manera encubierta, secreta, información de trascendencia para la seguridad del Estado, actúan y existen en el marco de los aparatos estatales y están sujetos a leyes específicas, precisamente por lo delicado de sus tareas y objetivos.
En Bolivia, el servicio legal de inteligencia fue incapaz de prevenir la fuga de un detenido domiciliario, el excomandante de las FFAA. Y el ilegal, el del MAS, debe estar más activo y reforzado ahora que ese partido está en función de gobierno.