Estridencias políticas
El impulso a considerar el federalismo como modelo de Estado para Bolivia y la “marcha por la patria” que moviliza a un número indeterminado de personas desde Caracollo a La Paz suscitan interrogantes acerca de su pertinencia, el primero, y de su motivación real, la segunda.
El hecho de que cada una de esas iniciativas se haya originado en los extremos opuestos del espectro político vigente en el país muestra la poca importancia que dan sus promotores, y quienes los siguen, a temas que son, de toda evidencia, más importantes para el ciudadano común y la gestión del Estado.
Lanzada por el Gobernador de Santa Cruz, la idea del federalismo que “ha llegado el momento de discutir (como) una solución de fondo” para frenar el centralismo que pretende profundizar el gobierno del MAS —especialmente con la Ley 1407 del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2021-2025— es ciertamente una opción, nada novedosa, tan válida a considerar como delicada y confusa para el ciudadano común.
Pero lo que la coloca fuera de contexto en la coyuntura actual es, principalmente, la duración, complejidad y rigor institucional del proceso necesario para transformar Bolivia de Estado unitario a Estado federal. Esas condiciones serían prácticamente imposibles de lograr ahora. ¿Consideró esos factores el Gobernador cruceño?
Su iniciativa mereció la respuesta razonable de otros líderes opositores y de los alcaldes de cinco ciudades principales. El de Cochabamba expresa bien esa posición: “Yo no creo que ahora sea el momento de hablar (de federalismo) porque estamos en un momento de conflictos sociales de diferentes sectores. Estamos viendo marchas, paros y hablar ahora de federalismo yo creo que es echar gasolina al fuego”.
Y precisamente el atributo incendiario de esa idea en las circunstancias actuales ha sido muy bien aprovechado por el líder absoluto del MAS que no dudó en considerar la posibilidad de “quién sabe, hacer un referéndum nacional sobre el federalismo”. Esa reacción oportunista del presidente del MAS se produjo poco después de su anuncio de “una marcha (…) para respaldar y demostrar que estamos defendiendo la democracia y al compañero Lucho”.
Y la marcha partió el martes, encabezada por el propio beneficiario de la movilización, el Presidente del Estado, que respondió a la convocatoria de su jefe de partido.
Eran como 5 mil al inicio; según un viceministro, “15 mil a 16 mil” 24 horas después, y serán un millón al final. “El próximo lunes va a reventar La Paz”, asegura el jefe del MAS.
¿Qué motivo real tiene semejante despliegue de gente, esfuerzo y energías? Si de algo hay que defender a la democracia boliviana es del descalabro institucional, la corrupción y los afanes totalitaristas.