Bestiario político 2022
El término proviene del latín bestiarum. Manuscrito de la Edad Media (ss. XII y XIII) que contiene descripciones de los principales animales fabulosos. Su contenido reunía relatos e ilustraciones de las bestias catalogadas. Se centraba en la descripción de las criaturas que, entre otras cosas incluía verdaderas lecciones de moral.
Existían bestiarios reales y fantásticos, los primeros, eran considerados animales positivos: águilas, leones, o negativos: cerdos, serpientes. Los fantásticos simplemente eran bestias mitológicas.
Parodiando, una pizca en broma y mucho en serio, este artículo, del siglo XXI contiene descripciones, sin ilustraciones, de “animales” políticos bolivianos que de fabulosos tienen poco y no sobresalen por sus cualidades extraordinarias.
Son reales, cuantitativa y cualitativamente mayor a la norma, en sentido contrario a lo virtuoso, se entiende. Algunos son positivos, la mayoría, negativos.
Este 202,1 que ya va alistando maletas para marcharse al averno de los escándalos e injusticias político-masistas, todavía, terco, pretende aferrarse con uñas y dientes afilados a los torpes coletazos que el “gran hermano” continúa dando sin un horizonte claro ni señales de compostura, menos, un mínimo de reflexión sobre un año bestial repleto de persecuciones, corrupción, injusticias, encarcelamientos y ramas afines.
Un festín sin pudores ni lamentos que promete seguir bailando, en 2022, las bacanales del derroche, de la infamia y la obesidad.
Y así, en medio de charcos sin culpa y descaros en abundancia, llegamos a diciembre castaño oscuro que pasará, con facilidad, a un renegrido año complejo y lleno de chanchadas y bestialidades de antología. Seguirán abundando las ratas, los lagartos, las sanguijuelas, los cerdos, los leones, los chivos expiatorios y las vacas sagradas.
Los más positivos (leones) sufrirán los golpes bajos de los cerdos y las ratas. Las sanguijuelas estarán para defender sus puestos de succionadores de libertad y sustancia. Los chivos expiatorios continuarán cargando las desgracias fabricadas sobre sus espaldas. Los lagartos continuarán con sus sofismas endiablados e injusticias, desinformando la ya confusa y desinformada coyuntura política. Y las vacas sagradas, casi celestiales, seguirán creyendo que son invencibles y enviadas a este mundo terrenal por alguna divinidad fabulosa.
El concepto aristotélico del zoon politikón, como creador de sociedades y organizador de vida en ciudades, se ha desvirtuado por completo en estos últimos 14 + 1=15 años de evismo y masismo en el poder, y ha dado paso al lado oscuro, primario e irracional de ese, otrora, animal cívico. Han convertido su esencia creadora en un monstruo intolerante y destructor de su propio futuro. Corruptor de conciencias y quebrantador de la justicia. Han fracturado todo comportamiento ético y moral hasta llevarlo al límite de lo inconcebible.
Bolivia, en 2022, se enfrentará a un tiempo histórico trascendental en materia social, justicia y política, pero, sobre todo, estará destinada a hilar, de nueva cuenta, su abigarrada textura social y su profunda vocación por la democracia como el mejor vehículo para trascender ideas, razones, acciones y luchas.
También estará en juego el deseo de cambio y de rearticular a ese nuevo zoon politikón que tendrá que ser protagonista de la defensa de la democracia y las libertades.
La polis organizada y su dimensión social, dice Aristóteles, ayuda a construir la base de la educación y la dimensión política coadyuva a la extensión de esa educación.
Es un flujo y reflujo constantes. De la armonía, del equilibrio y de la justicia que se aplique en la polis dependerá su bienestar y su futuro. Lo contrario a esto sería el inconformismo, el rechazo y la rebelión. Justo lo que la gran mayoría de los bolivianos sentimos hoy en día. Una repulsa hacia un gobierno que no hizo otra cosa que erosionar los valores más elementales de una sociedad, corromperlos y prostituirlos.
El MAS sabe de juegos sucios, manipulación de la justicia y otros demonios. Lo ha demostrado con todo éxito y, 2022, no será la excepción.
En ese rubro, Evo no tiene mucho que perder. Sabe de mentiras, de demagogia y de delegar a sus huestes lo que nunca se debe decir en público, sino hacer lo que ya se acordó en privado.
¡Haz lo que digo, no lo que hago, siempre!
Las acciones inconstitucionales, la partidocracia, la corrupción, agresiones, insultos y tramas increíbles sucedidos a lo largo de estos 14 años y MAS de gobierno y en rigor a la vista y paciencia de Evo, son motivos suficientes para creer que lo peor está por venir. Para muestra, los hechos sucedidos en este 2021, un año con doble pandemia.
El MAS seguirá siendo el brazo político de Evo. Catacora y toda su cúpula que opera sin clemencia ni reparo alguno no tendrán variaciones. En 2022, se presentará recargado y dispuesto a todo.
El bestiario político para 2022 está alineado. Entre ratas, cerdos, leones y sanguijuelas, el escenario promete ser mucho más caótico que el de estos últimos tiempos. “De cuando en cuando se me ocurre vomitar un conejito”, dice Julio Cortázar en Bestiario. Supongo que debemos estar preparados para vomitar, con frecuencia, alacranes, ratas y otras alimañas. Esta advertencia es, sin duda: “Como hacer vendas para un soldado que todavía no ha sido herido y sentir eso de grato, que se lo está aliviando desde antes, previsoramente”.
El autor es comunicador social
Columnas de RUDDY ORELLANA V.