"Homo sapiens", del sida a la Covid
En 1981, la organización estadounidense de Vigilancia y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) informó sobre una forma rara de neumonía entre jóvenes homosexuales de California, con manchas de color violeta o azul en la piel o en la boca (sarcoma de Kaposi). Se trataba de la primera alerta sobre el sida (en ese momento no tenía nombre). En mayo de 1983 se identificó oficialmente el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Diversos estudios refieren que apareció en el África subsahariana, se cree que mutó y pasó a los humanos a través de la sangre de los monos que tenían el virus de inmunodeficiencia de simios (VIS) mediante alguno de los ritos que practican los habitantes de aquella región.
Actualmente, ONUSIDA estima en 78 millones las personas que han sido infectadas por el VIH y en 39 millones las que murieron a causa del sida o enfermedades relacionadas, en los 40 años de la pandemia. Actualmente, hay 37 millones de casos a nivel mundial, de estos 16 millones no reciben el tratamiento.
En 1996, la historia de la pandemia del sida cambió de curso con la eficacia de la terapia antirretroviral y convirtió al VIH en una infección crónica. Hoy, las nuevas estrategias para luchar contra el VIH —profilaxis previa a la exposición (PrEP), posterior a la exposición (PPE) y tratamiento como prevención (TasP)— nos permite vislumbrar que en nueve años el 95% de las personas con VIH serán diagnosticadas, el 95% de ellas estará en tratamiento y de estas, 95% tendrán una carga viral indetectable: es la meta de la estrategia 95-95-95 planteada por ONUSIDA para erradicar el VIH del planeta hasta 2030.
En diciembre de 2019, la Comisión de Salud Municipal de la ciudad de Wuhan (China), notificó 27 casos de un tipo de neumonía de etiología desconocida, siete de los cuales eran severos. Un mes después, el número de infectados había aumentado a más de nueve mil casos. Todos estaban relacionados con el mercado de Huanan en Wuhan, donde venden pescados, mariscos y animales vivos. Se considera que el más probable “responsable” del contagio sean los murciélagos, portadores de un virus genéticamente relacionado con el que más tarde, el 7 de enero de 2020 se identificaría como SARS-COV2, el causante de la enfermedad del coronavirus: Covid-19.
En marzo de 2020, la OMS declara la pandemia de Covid-19. Hoy, el número de casos confirmados a escala supera los 285 millones (97 millones en el continente americano). Hasta ayer, la enfermedad había causado 5,5 millones de muertes en todo el planeta. El 45% de los fallecidos son de América (norte, centro y sur), 28% de Europa, 21% Asia y apenas 4% de África.
La principal semejanza entre el VIH y SARS-CoV-2 está en su material genético: ambos son virus de ácido ribonucleico (ARN) que les confiere una ventaja evolutiva (mutación) con relación a otros virus, permitiéndoles una rápida adaptación a nuevas condiciones ambientales.
En agosto de 2020, Rusia anunció la primera vacuna aprobada contra la Covid-19, la Sputnik V. En diciembre del mismo año, la OMS incluyó la vacuna Pfizer/BioNTech de ARNm, fue la primera en recibir la autorización para aplicarse en situaciones de emergencia. Una vacuna ARNm experimental contra el VIH está en curso con la misma tecnología que se utilizó para fabricar las vacunas anticovidde Moderna y Pfizer/BioNTech.
La historia nos cuenta que las grandes epidemias como la peste negra, la viruela, la sífilis, incluso la gripe, el VIH y ahora la Covid-19, provocaron reacciones sociales similares: unos culpan a otros por difundir la enfermedad. Es una característica humana, sobre todo cuando las desgracias son inexplicables o están fuera de control, como el VIH o la Covid-19.
La periodista Marie-Monique Robin, en su libro La fábrica de las epidemias (febrero 2021), muestra la relación que existe entre las pandemias y la destrucción de los ecosistemas por la deforestación, la intensa urbanización, la industrialización de la agricultura y la globalización de la economía. Muchos científicos aseguran que habrá muchas otras pandemias si no se modifica la relación entre el Homo sapiens y el medio ambiente.
Sabemos que nuestras sociedades, organizadas en Estados dirigidos por gobiernos no están preparadas para cambiar la relación de los humanos con el medio ambiente. Al contrario, continúan explotándolo, contaminándola y destruyéndolo en el nombre del desarrollo y la prosperidad económica.
Toda epidemia no es solo un fenómeno sanitario, está muy relacionada con el medio ambiente en sus aspectos sociales, culturales, políticos y económicos.
La tecnología nos ayuda a solucionar problemas, pero también crea otros debido a actitudes y comportamientos de los humanos. En el VIH, existen prejuicios sexuales, estigma, discriminación, fundamentalismos religiosos y políticos. En la Covid-19: movimientos antivacunas, teorías complotistas, discriminación, también fundamentalismos religiosos y políticos. Pero, no existe peor pandemia que la ignorancia, la corrupción y el abuso del poder.
El autor es director del Instituto para el Desarrollo Humano – Bolivia
Columnas de EDGAR VALDEZ CARRIZO