Loor eterno a la República de Bolivia
La declaración expuesta en la Constitución de 1995 en sentido de que nuestro país es multiétnico y pluricultural no significó sustitución de la tradicional denominación de “República de Bolivia” que nos caracteriza desde 1826.
El calificativo de “Estado Plurinacional” constituye un dislate pues todos los países del mundo tienen el mismo carácter. Es utilizado arbitrariamente, pues no consta en ninguna parte de la Constitución la imposición de un cambio al respecto. En vez de ello, el artículo 11 declara expresamente que se mantiene en plena validez la tradicional designación de “República de Bolivia”.
Esa falaz decisión, acompañada de reminiscencias de remotos tiempos, dio lugar a que algunos sectores de la ciudadanía manifiesten rencores fuertes contra otros sectores calificados como descendientes de los conquistadores españoles.
Al inicio del primer gobierno masista, un político socialista, pese a expresar claramente su simpatía e inclusive apoyo a los nuevos gobernantes, con expresión de alarma, comentó: “Nació una suerte de racismo en el sentido inverso, dónde las culturas americanas prehispánicas resultaban superiores a los del resto del mundo, particularmente a la española, contrastando con el discurso de los socialistas pues para ellos todos los pueblos son iguales y valiosos”.
Recientemente, algunos partidos políticos actualmente inscritos como tales en los registros del Tribunal Supremo Electoral, presentaron sus solicitudes de reinscripción.
Carlos Mesa anunció la creación de un nuevo partido político que surgirá del ámbito de ciudadanos que conformaron en los últimos años la alianza denominada “Comunidad Ciudadana”. Quienes desde inicios del presente siglo intervinieron en los procesos electorales deberán también fundar otros partidos a fin de recuperar el sistema democrático en las próximas elecciones.
Cualesquiera que sean las posiciones doctrinales de todos ellos, a la derecha, al centro o a la izquierda, deben proceder con sujeción a las reglas de juego éticamente establecidas para los regímenes propios de una democracia participativa y representativa en marco de igualdad.
En los planes y programas de todo partido político debe estar claramente expuesto el propósito de restablecer, para identificación de nuestro país, la tradicional denominación de “República de Bolivia”.
El autor es abogado
Columnas de JOSÉ LUIS BAPTISTA MORALES